Ricardo Darín cumple 60 años feliz y con nueva película

Los años parecieran que no pasaran para este artista. Darín, cuyo personaje de Marcos en Nueve reinas (2000) lo consagró entre la camada de actores más importantes de esta nación austral, está hoy más activo que nunca.

En tan solo tres días retornará a la pantalla con un un thriller trágico que se avista ya como un éxito total, Nieve negra, en la que encarna a un ermitaño que vive en una soledad que se ve interrumpida cuando llegan sus hermanos a resolver la división de la herencia tras la muerte de su padre.

Lo acompaña un elenco de lujo: Leonardo Sbaraglia, Laia Costa, Federico Luppi y Dolores Fonzi, todos bajo la dirección de Martin Hodara.

Con una carrera que le ha permitido moverse a su antojo en cada personaje que le asignan, Darín hace teatro, televisión y cine y todo le queda a la perfección. Es de esos actores con el que todo director sueña trabajar.

Aquel jovencito de 15 años que debutó en 1972 con el filme He nacido en la ribera, bajo las órdenes de Catrano Catrani, nunca imaginó llegar a tanto éxito. '¿Se puede pedir más?, Ejerces tu oficio, haces lo que te gusta, te pagan cada vez mejor y, encima, la gente te persigue por las calles para darte besos y abrazos y decirte que te quiere', expresó en una ocasión.

El secreto de sus ojos, El hijo de la novia, Relatos salvajes, El elefante blanco, Luna de Avellaneda, son algunos de los largometrajes con los que ha marcado pautas dentro y fuera de su país.

Vive orgulloso de trabajar para el cine latinoamericano y Hollywood no le quita el sueño pese a que ofertas no le han faltado.

'No me pasa nada especial con Hollywood. No me quita el sueño. Cuando empecé en la actuación, lo máximo que te podía pasar era hacer telenovelas, porque ellas eran el camino para lograr trascendencia internacional. A mí, eso tampoco me interesó. No me gustaría vivir en Los Ángeles. Imagino una atmósfera hostil', dijo una vez en una entrevista.

Y remarcó: para un actor, lo más importante es pensar. Y pensar en otro idioma es muy difícil. Una cosa es decir textos en otro idioma. Otra, pensar. Si yo actuara en un idioma en el que no puedo pensar, estaría entregando una herramienta muy valiosa.

Sobre los años, el Chino Darín, como lo llaman sus alegados, admite que consiguió eludir la crisis de los 30, la de los 40 y la de los 50. Pero, resaltó en mayo pasado en otra entrevista, esta vez, me temo que no podré zafar. Estoy preparándome para la gran crisis de los 60.