Memorias de una visita: Katiuska Blanco habla de Fidel

Memorias de una visita: Katiuska Blanco habla de Fidel
Fecha de publicación: 
13 Agosto 2016
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Fotos: Agustín Borrego y Anabel Díaz Mena

Katiuska Blanco Castiñeira es un nombre ineludible cuando se habla de Fidel Castro. La biógrafa del Comandante —epíteto que, sin lugar a dudas, se ha ganado a fuerza de talento y perseverancia— no sorprendió a quienes la escuchábamos en el verano del año 2014.

Era la invitada especial de un encuentro entre colegas en el periódico Trabajadores donde, precisamente, había dado sus primeros pasos en la profesión cuando aún era estudiante.

Eso, quizás, la hizo sentirse en familia, y en breve se adueñó del tiempo y de quienes escuchábamos de primera mano cómo y cuándo surgió la relación con el líder histórico de la Revolución cubana, que hoy celebra su 90 cumpleaños.

Con modales delicados y una exquisita memoria, Katiuska recordó sus inicios en el periodismo*, en el diario Granma, cuando abordaba temas relacionados con educación y juventud. Esa fue la raíz de una relación que la ha llevado a escribir inolvidables textos sobre esta figura universal, a quien por estos días la humanidad rinde tributo.  

Los primeros encuentros…

Entre las «vivencias extraordinarias» en el ejercicio del periodismo, refirió coberturas que marcaron su quehacer: el aniversario 50 de la entrada de Fidel a la Universidad, el centenario de la caída en combate de José Martí, y el encuentro entre el líder de la Revolución y dirigentes juveniles (de larga duración), que tuvo lugar en el Palacio de la Revolución.   

katiuska blanco habla de fidelA principio de la década de los años 90, escribió un reportaje que tituló La Secundaria Básica: ¿el eslabón más débil? «Me había estudiado todas las problemáticas de esa enseñanza, y en aquella reunión, cuando Fidel empezó a indagar —no sé por qué la gente que allí estaba no tenía los elementos—, yo le respondí.

«Fue la primera vez que me preguntó “¿y tú cómo te llamas?”. Le dije: Katiuska. “¿Y qué eres, especialista en Secundaria?”. Le respondí: No, Comandante, soy periodista del periódico Granma».

Ya había conversado con él durante el V Congreso de la Unión de Periodistas de Cuba, cuando era estudiante universitaria, mas fue un diálogo sencillo, sin trascendencia alguna.  

«La relación empezó por ahí, fue poquito a poquito, pues Fidel prestaba atención a todas aquellas cosas que con frecuencia publicábamos. Creo que ya también tenía bien definidos a Sara (Mas), a Alberto (Núñez), a Vladia (Rubio), y a un grupo de compañeros».

La publicación de varios trabajos relacionados con la niñez, los jóvenes y la celebración de su 70 cumpleaños, hicieron que él descubriera las aptitudes de la incipiente escritora.

En aquellos tiempos, el diario Juventud Rebelde preparaba, a propósito de ese homenaje, un suplemento, y Arleen (Rodríguez Derivet) le comentó el proyecto al destacado periodista Guillermo Cabrera (ya fallecido), quien le dijo: «el suplemento está buenísimo, pero le falta la faceta de la vida de Fidel en la Sierra Maestra». Entonces le sugirió a la directora del diario que tuviera en cuenta la crónica escrita por Katiuska para un concurso convocado por la UPEC sobre la vida y la obra del Comandante.

 
«Recuerdo que esa crónica la titulé El hombrón afincado a sus 200 libras en el arma. Era como la historia imaginada de un correo que contaba cómo había visto a Fidel a cierta distancia, mientras esperaba que él le diera un mensaje para llevar a punto de comenzar la ofensiva de Batista».

Coincidencias de la vida hicieron que publicara en un mismo número más de un trabajo periodístico. Un tiempo después, un escolta del Comandante le confió que este había dicho: «Este periódico Granma lo ha hecho Katiuska sola. Vamos a invitarla a Birán».

 «Una increíble visita»

«Ahí es que comienza toda la historia —expresó Katiuska—, porque en el recorrido Fidel iba contando toda su vida, su niñez y adolescencia. Ahora considero que todavía no tengo suficiente experiencia, ¡imagínense entonces!».

Fue el «maestro» Guillermo Cabrera quien le propuso la idea de recoger en un texto aquella increíble visita a la casa natal del Comandante. «Katiuska, tú debes escribir un libro sobre Birán —le dijo en aquel momento—, no sobre Fidel, porque no lo aceptaría. Haz un homenaje a toda la gente que, de alguna manera, lo vio crecer y, con el paso del tiempo, se convirtieron en los escopeteros de la Sierra. Eso es una cosa que se conoce poco porque Fidel siempre estuvo muy pudoroso con las historias familiares».

Esas palabras la animaron tanto, que se entregó a la investigación, sin saber a ciencia cierta el destino que tomarían sus letras. Así nació Todo el tiempo de los cedros, en cuya dedicatoria inicial se lee: «A Fidel, que alienta la vida. A don Ángel y Lina Ruz, en el abrazo siempre. Al batey de Birán y sus gentes, que inspiraron el ansia de una Revolución».

«Las personas creen que tuve la oportunidad de intercambiar con Fidel. El libro se publicó y el día antes él iba leyéndolo por el capítulo III. Eso me dio mucha preocupación, no por nada, sino por seriedad, porque Fidel es un hombre muy delicado, pero era una responsabilidad y un compromiso grande.

«Siempre he dicho que no me preocupaba el pueblo de Cuba, porque estaba tan ávido de conocerlo, que yo sabía que iba a agradecer el primer libro que fuera sobre la familia de Fidel y el entorno en que había crecido. Tampoco me inquietaban los contrarrevolucionarios o los enemigos porque, aunque hagamos una obra maestra, sea quien sea, siempre la van a criticar.

«Me preocupaba la intelectualidad cubana, porque yo era una periodista de filas, tenía el compromiso de que lo que escribiera fuera algo que tuviera decencia desde el punto de vista literario, que no fuera una cosa pedestre, panfletaria, que no fuera un discurso. En la medida en que se publicaba el libro y se distribuía, más preocupada yo estaba realmente.

«Yo les puedo decir que Fidel es el hombre más generoso, la persona más sencilla y humilde que uno se pueda imaginar. Si Fidel estuviera esta tarde aquí con nosotros, le preguntaría al más sencillo de los trabajadores cualquier cosa, porque él considera siempre que del más humilde tiene muchas cosas para aprender».

 *Recién graduada ya había sido corresponsal de guerra en Angola.

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