Perú a prueba

Perú a prueba
Fecha de publicación: 
11 Abril 2016
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 La primera vuelta de las elecciones presidenciales peruanas deja el sabor amargo de una nación que se halla en el medio de la decisión de ahondar la vorágine neoliberal que no beneficia a la mayoría y la lejanía de un cambio que implique la inclusión social.

Así, algunos se preguntan qué hace que mucha gente se decida a apoyar a Keiko Fujimori, cuando existe el terrible antecedente de su padre, hoy condenado a  25 años de cárcel, con el agregamiento de otros siete, por corrupción y crímenes de lesa humanidad, delitos comprobados que pudieran ser borrados con un posible indulto.

Frente a ella contendrá Pedro Pablo Kuczynski, considerado de la élite limeña y al que le es difícil llegar a los sectores populares, luego de superar por breve margen a Verónica Mendoza, quien había repuntado en las últimas semanas, aunque ha sido criticada los medios masivos reaccionarios por su simpatía al gobierno de Venezuela.

Los demás candidatos, incluidos los presidentes Alan García y Alejandro Toledo, no tuvieron opción alguna, y ahora solo si se logra una unión de fuerzas de disímiles caracteres será posible la derrota de la hija de Fujimori, cuyo partido casi obtiene la mitad de los asientos legislativos, lo único positivo ha sido la mejoría de la representación de la izquierda.

PARA QUIENES TIENEN POCA MEMORIA

De todas maneras, nada hay dicho, pero recuerdo, con ejemplos de primera mano, como otro dictador, más publicitado y cruel, Rafael Leónidas Trujillo, convirtió la presidencia de República Dominicana en su propio reino vitalicio, hasta que fue asesinado por sicarios al servicio del imperialismo norteamericano, al que ya no le resultaba útil y chocaba con sus intereses extrafronteras.

Pese a sus innumerables crímenes y los innumerables robos de su nepótico séquito, Trujillo gozó de cierta aceptación en la masa campesina analfabeta y otros sectores de bajo nivel –además de los del más alto-, debido a una política populista y de compadrazgo, que utilizaba en sus visitas a zonas rurales, Allí hacía casar a las parejas que vivían en “amasiato” o concubinato, y se convertía en el padrino de todos los niños, ninguno de los cuales habían sido bautizados.

A su vez, el papá de Keiko, Alberto, también desbordó ínfulas populistas durante sus dos primeros mandatos, ya que en el tercero fue defenestrado, debido a la delación de varios de sus cómplices, que señalaron detalladamente sus estrechos lazos con la oligarquía local, a la que le entregó la mayor parte de las riquezas del país. Además, fue revelada su autoría intelectual en numerosas matanzas.

A pesar de ello, una generación posterior de peruanos, jóvenes en su mayoría, han sido envueltos en la engañosa propaganda de que Fujimori acabó con la crisis económica de los 80, el terrorismo y llevó la seguridad a todo el país, cuestión que hoy se vuelve a deteriorar y es explotada por su hija, quien prometió que no incurriría en los errores de su padre. Pero Keiko está rodeada por los mismos elementos que lo ayudaron, y no ha disipado la duda de que lo indultaría, si gana los comicios.

El presidente saliente, Ollanta Humala, tuvo un papel más digno, llegando a mejorar en grado sumo la educación, aunque no supo enfrentar coherentemente a la oligarquía y monopolios extranjeros explotadores de las riquezas del subsuelo, lo cual el pueblo, principalmente el originario, no perdona.

Ahora habrá que esperar hasta junio, para ver si la candidata de derecha mantiene las pasiones en los sectores populares, que atribuyen a su padre el fin del terrorismo y de la crisis económica que atravesó el país en los 80. Pero, subrayo, también genera un fuerte rechazo entre quienes no olvidan por qué el ex presidente, que gobernó de 1990 al 2000, está en prisión.

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