No paran las chapuzas en el Madrid
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Como si fuera poco el bajo volumen de juego, los despistes infantiles en defensa y el cacareado desfase entrenador-jugadores, ahora el Real Madrid acaba de cometer la gran chapuza de alinear de manera (aparentemente) indebida a Denis Cheryshev en su primer duelo correspondiente a la Copa del Rey.
Se trata de la misma competición donde está tatuado en sangre el peor bochorno que haya vivido jamás un equipo de alcurnia en cualquier certamen, con aquel 4x0 que encajaron ante el Alcorcón en la única temporada en que los dirigió Manuel Pellegrini, la 2009-2010.
Ahora, además de cometer infinidad de pifias sobre el terreno, se comete otra fuera de las oficinas, aunque luego algún subterfugio legal limpie de culpas a la directiva merengue.
Yo al menos me quedaré siempre con la imagen de los dirigentes saliendo de prisa del estadio Carranza con la vergüenza marcada en sus rostros ante la posible eliminación del plantel a las primeras de cambio, y fuera de los terrenos de juego.
Una institución como el Madrid, sin dudas entre las más prestigiosas del mundo en ese selecto grupo donde pudieran estar los Yanquis de Nueva York y apenas unos pocos elegidos más, no puede caer en este desliz de poca monta.
Independientemente de que los juzgados determinen que no hay violación, la desbandada de los representantes del club, y las caras de espanto en el banquillo mostraban el total desconocimiento de la legislación, y eso es bastante grave. Además, el término del choque el entrenador Rafa Benítez dijo que ni el Villarreal, donde Cheryshev recibió la amonestación que lo descalificaría para este choque, ni la Federación, le comunicaron en tiempo y solo se enteró en el descanso, pero salió al segundo tiempo con el volante de origen ruso en la alineación, ni siquiera lo sustituyó antes de saltar al césped.
También ha saltado la información de que un exárbitro envió un fax a las oficinas blancas el mismo miércoles informando sobre la posible violación tras enterarse de la convocatoria, pero no tuvo respuesta.
Si hubieran tenido claros los estatutos, hubieran reaccionado con total tranquilidad, en vez de salir corriendo a revisar el reglamento y buscarle la quinta pata al gato.
Por eso, si no fuera suficiente con la crisis de resultados, este debía ser ya el detonante para que de una vez Florentino Pérez dimitiera del alto mando, porque una vez más su gestión tomó al Madrid en un buen momento, y lo deja en la mayor desvergüenza.
Ni siquiera La Décima se le puede apuntar, porque tenía listo el despido del técnico Carlo Ancelotti antes de la final de la Copa del Rey ante el Barcelona, y de no haber ganado aquel encuentro, quizás no hubieran caído los otros tres títulos de ese año 2014. Ya renunció antes, así que conoce el proceso. Que le haga el mejor favor al Madridismo que dice defender.
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