Papelería de Kafka pasa de manos privadas a Biblioteca Nacional de Israel
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El Tribunal del Distrito de Tel Aviv falló finalmente a favor de este centro cultural a resultas de un largo proceso sobre la propiedad de la papelería del autor de La Metamorfosis.
Kafka apenas publicó unos pocos relatos durante su corta y azarosa vida, y había encomendado a su mejor amigo y albacea Max Brod que quemara todos sus manuscritos.
Felizmente, Brod incumplió con su palabra, pero tuvo que huir de Praga tras la invasión de la Alemania nazi en 1939, llevando consigo la papelería del amigo.
Antes de fallecer, Brod entregó dicha documentación a su secretaria personal Esther Hoffe, con la obligación de que los legara a un archivo público.
Pero Esther y su hermana Ruth empezaron a gestionar entonces el legado provisional de documentos como una colección privada.
El tribunal de Tel Aviv sostiene que, mientras el escritor había ordenado la destrucción de su obra tras su muerte, la secretaria de Brod, primero, y las hijas de esta después, "se dedicaron a venderla al mejor postor en pública subasta". Esther Hoffe y sus hijas vendieron parte de los manuscritos de Kafka valorados en varios millones de dólares al Archivo Nacional de Literatura de Alemania.
Solo ahora, 91 años después, parece completarse la misión que animó a Brod, propició el conocimiento de la obra de uno de los grandes escritores de la literatura universal, y permitirá que estos valiosos manuscritos sean consultados por expertos y estudiosos de Kafka.
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