Lo mejor de mi amante es su motherboard

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Lo mejor de mi amante es su motherboard
Fecha de publicación: 
28 Junio 2015
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Esa empresa de Nueva Jersey fabrica por encargo robots sexuales,  los primeros del mundo, aseguran. Ofrecen la oportunidad de elegir el color de los ojos, del  pelo y otros detalles más íntimos de Roxxxy , el nombre de su prototipo femenino.

Rocky es el del masculino pero, para lamento de algunas señoras, todavía no se comercializa.

Como son cuidadosos con la privacidad de sus clientes, no es posible conocer cuántos de esos robots tiene su lugarcito y hasta su almohada en las camas de este planeta. Pero, de acuerdo con su publicidad, no parece irles tan mal desde que se estrenaran en Las Vegas de 2010, en la Expo Adult Entertainment.

El ingeniero eléctrico e informático Douglas Hines, creador de la novedad, explicaba a BBC: “Los juguetes sexuales con forma humana no son ninguna novedad; lo que hace a Roxxxy diferente es que combina la inteligencia artificial con una forma humana”

 

amante robot femeninaEsta es Roxxxi (con las tres x)

Con 27 kilos de peso y 1.70 de estatura, la muchacha plástica interactúa con su “usuario” gracias a la inteligencia artificial de que ha sido dotada y que incluso le permite responder  a una conversación simple mediante un altavoz interno. Sus contestas son pregrabadas, pero puede recibir actualizaciones a través de internet para ampliar su vocabulario y sus capacidades, sustentadas  en sensores ubicados estratégicamente,  servomotores que van en la boca y los genitales.

Pero estas líneas no son para abundar en las entretelas de la TrueCompanion, tampoco para condenar o criticar, simplemente para buscar respuestas y compartir angustias acerca del porvenir de la conducta sexual humana.

¿Cuánto de plenitud puede encontrar aquel que opta por un robot como compañía sexual? No pocos en son de broma han comentado on line sobre las “ventajas” de que la novia cibernética no pelee ni exija, no cele ni supervise.
Lo que no he leído es cuánto de emoción,  de ese aletear de mariposas en el estómago,  puede encontrarse al besar una boca de silicona. 

robot motherboadPara no pocos debe ser realmente complicado musitar a este oído frases eróticas o de amor.

Si este asunto fuera un fenómeno aislado, el sobresalto –de todos modos el sobresalto- sería diferente. Pero resulta que los japoneses, por ejemplo, como tendencia han decidido desterrar de sus vidas al sexo en pareja.

Marcados por problemas en la comunicación interpersonal, la alta tasa de suicidios y por otras sombras que acompañan al desarrollo tecnológico y económico,  los habitantes de de esa nación asiática han optado por la autocomplacencia, engrosando en paralelo  las arcas de la industria pornográfica.

“Mendokusai” parece ser de las palabras más repetidas en los hogares japoneses a la hora de irse el matrimonio  a la cama. Estoy cansado es su traducción y es el argumento nacional para evadir los encuentros carnales.

Es verdad que están muy cansados, no es solo una excusa. Sus jornadas laborales completan hasta 60 horas a la semana, a la vez que les acompaña una casi obsesión por el trabajo – workaholism es el nombre en inglés que lleva esa adicción.

Entonces, entre los ya conocidos muñecos de goma, la aparición de los robots sexuales y el onanismo cada vez más acendrado, ¿cómo vaticinar el porvenir de la vida sexual entre los humanos?

Y el asunto no es arremeter  contra esas conductas, de hecho, cada quien es libre de elegir lo que sus preferencias y su bolsillo le permitan –apuntar que el precio de Roxxxi  oscila entre los cinco mil y seis mil euros-.

La cosa está en preguntarse si es un paso hacia adelante o hacia atrás el renunciar a prácticas tan añejas como enriquecedoras. Tanto lo han sido que en no pocas ocasiones –Freud mediante- se convirtieron en fuente de inspiración para innumerables creadores e, incluso, en  incentivo para antológicas batallas y también asesinatos.

Con independencia de las implicaciones que estos fenómenos puedan o no tener en la calidad de vida de las personas, de sus derivaciones filosóficas y biopsicológicas, lo que sí resulta innegable es su impacto en la multiplicación de la especie.

De hecho,  para Japón se prevé que en caso de mantenerse la abstinencia por el sexo en pareja, -Sexless (Sin sexo) es el denominador para las parejas que mantienen relaciones íntimas  menos de una vez al mes- , arribarán al año 2050 con unos 25 millones de habitantes menos.

Por suerte, estas prácticas no parecen haber alcanzado al Caribe, y mucho menos a esta Mayor de las Antillas. Aquí también la tasa de natalidad se ha reducido de manera alarmante, pero no es porque los cubanos opten por el onanismo,  por muñecos o robots.

En esta isla, a pesar de las crisis y las carencias, o justamente por ellas, los cubanos no  han perdido las ganas, ni de hacer chistes ni de…

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