Lázaro Martínez: ¿Pinchos y mente en la consagración?

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Lázaro Martínez: ¿Pinchos y mente en la consagración?
Fecha de publicación: 
25 Febrero 2015
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En Eugene, desde el mismísimo primer salto el triplista guantanamero de 1.93 metros y 87 kilogramos de peso acabó con el suspense: 17.08 metros que un intento más tarde extendería hasta 17.13. Solo que su cota vino nada más y nada menos que a destronar la de otro cubano: los 17.04 de Yoelbi Quesada el 19 de septiembre de 1992 en Seúl.

A él, René Hernández (16.50 en Sydney 1996), Arnie David Girat (16.68 en Kingston 2002) y Pedro Pablo Pichardo (16.79 en Barcelona 2012), se unió Martínez en calidad de monarca varonil, condición que entre damas atesoran Mabel Gay (14.09 en la propia capital de Jamaica) y Dailenys Alcántara (14.25 en Polonia 2008 y repitió en Moncton, Canadá 2010, con 14.09).

Ya el verme en el estadio Panamericano atestiguando una de sus sesiones de entrenamiento junto al mentor Marcos Juvenal y su coequipera Liadagmis Povea, lo asumió con cierta naturalidad, como si de tomarle el pulso a la Liga de Diamante o de emerger plateado en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Veracruz (16.91) se tratase.

Ahora otra preocupación ronda su mente, y en función de despejarla concentra todos sus esfuerzos:

¿Qué experiencias te dejó el 2014 y a tenor con ellas, cuáles son tus expectativas para el presente año?

«El pasado año el registro de 17.24 metros conseguido acá en La Habana posibilitó que me invitaran a varias paradas de la Liga de Diamante. Fue una experiencia competitiva fuerte. No debía tener presión, pero la presencia de muchos triplistas de nivel siempre influyó sobre los nervios.

«De hecho, pese a materializar rendimientos estables, psicológicamente pensaba en la posibilidad de cometer foul, regalé demasiados centímetros en la tabla, elemento que me persiguió durante el resto de la temporada.

«Esta campaña pretendo estabilizar mis resultados sobre 17.40-17.50; apenas tengo 17 años, pero el 2015 es un año crucial, de Juegos Panamericanos en Toronto, y Mundial en Beijing. Constituiría un sueño asistir a alguno de esos compromisos. Internamente la rivalidad será bien fuerte, porque tanto Pedro Pablo Pichardo como Ernesto Revé poseen calidad universal probada».

¿Enfrascado entonces en corregir deficiencias?

«Soy un atleta que en este minuto depende de la potencia por encima de la técnica. A medida que adquiera madurez, se irán equilibrando esos indicadores. Actualmente dirijo mis esfuerzos hacia la optimización de la carrera de impulso y el despegue, la transición del brinco al paso, el trabajo con los apoyos y la caída».

¿Una combinación ideal?

«Conjugaría virtudes de Jonathan Edwards (18.29), Yoelbi Quesada (17.85) y Ernesto Revé (17.58). Cada uno tiene características diferentes a la hora de saltar, pero en lo personal, me gustaría conjugar la velocidad de carrera del británico con la técnica depurada del Chispa y la potencia de Revé».

MARCOS JUVENAL ACOTA…

«La esencia del trabajo con Lázaro radica en seguir potenciando sus resultados y estabilidad sobre 17 metros, basados en una metodología acorde con su edad, sin quemar etapas. Pudimos detectar que estaba regalando muchos centímetros en la tabla.

«En función de corregirlo, aumentamos el rigor de la preparación física, sobre la búsqueda de grandes intensidades no explotadas aún y el perfeccionamiento del ritmo de su carrera de impulso.

«La inestabilidad evidenciada en la coordinación es propia de su juventud. De ahí lo crucial que devendrá la evolución en la relación carrera-salto», explicó el entrenador.

«Lázaro es un triplista sumamente explosivo, con un brinco muy largo (6.80 metros) que cuando logra coordinarlo con el paso, se ven saltos de nivel supremo. Ha asimilado con inteligencia cada indicación, y nuestro objetivo competitivo está fijado por encima de 17.30. Salta con 13 pasos de carrera, despega con la pierna derecha y dará batalla en la búsqueda de un boleto a Toronto o Beijing. En este minuto posee la marca exigida por la IAAF —sus 16.91 de la lid jarocha—, pero solo dos acudirán a los escenarios mencionados, y tanto Pichardo como Revé han dado muestras sólidas del poderío y la tradición del triple salto cubano».

Tiempo de enfoque, carrera, saltos y vuelo. En el tanque, Lázaro Martínez es visto como mucho más que una promesa. Metros, pinchos y mente dirán si en definitiva el 2015 se antoja su año de consagración. Por ahora, los nueve registros cimeros (17.24-17.13-17.07-17.06-16.91-16.89-16.82-16.76 y 16.63) del ranking del orbe categoría juvenil en el 2014, se antojan credenciales lo suficientemente sólidas en este punto de partida.

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