Domadores a la caza de Leones… uno escurridizo

Domadores a la caza de Leones… uno escurridizo
Fecha de publicación: 
21 Febrero 2015
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El tren con guantes de Cuba, la fantasía de soñar con una reedición de cetro inédita… Un Safari al Serengeti en busca de Leones, o mejor aún, caza a domicilio. Ese fue el guion de los Domadores de Cuba en la sexta semana de la V Serie Mundial de Boxeo, al disponer de los Lionhearts británicos por 4-1 en el capitalino coliseo de la Ciudad Deportiva.

La contundencia, si me preguntaran, se mantuvo, no con escoba-látigo, aunque para ser sincero, el combate del súper pesado Lenier Peró fue bastante parejo, como indicaron los imparciales de forma dividida, 48-47, 47-48 y 46-49 favorable al visitante. ¿Qué le faltó al nuestro? Remate, condición física para soportar las embestidas durante el cuarto y quinto asalto de un Joe Joyce que se le antojó un muro asimilador. Baste mencionar los 1.98 metros y 110 kg del visitante por 99 kilogramos y menor alcance del camagüeyano.

Ese fue el pleito del adiós, sin dudas uno de los más atractivos. Otro desenlace que requirió de todo el arsenal de la escuela cubana de boxeo, fue el acto del doble titular universal Lázaro Álvarez (60 kg), quien blandió sus puños para disponer 49-46, 50-45, 50-45 del francés refuerzo Oualid Belaoura, si bien debutante un hombre muy fajador, al que se le observan enormes perspectivas en un futuro no lejano:

“Quiero dedicarle este triunfo a mi padre, fallecido recientemente. Sé que donde quiera que esté seguirá mis resultados como guía. El rival enfrentado además de ser muy tirador y propiciar los intercambios en todo momento, está entrenado por Mariano González, entrenador cubano muy conocedor, de Pinar del Río, y quien fue capaz de guiar a Roniel en la categoría juvenil. De ahí que sepa buena parte de nuestros argumentos sobre el ring. Sencillamente desde el tercer round pude controlar mejor con el jab y el éxito sirvió para demostrar nuestro calibre.”

Precisamente Roniel regresó por la senda triunfal tras una lesión en la rodilla para despachar por inobjetables y unánimes 50-45 a Ekow Essuman, púgil qwue indiscutiblemente tenía más de luchador grecorromano, que de boxeador:

“Puedo calificarlo como un oponente un tanto sucio en su estilo, no me dejaba combinar y se me enredaba en los agarres constantemente. Comoquiera que fue mi primer combate tras la molestia, pude llegar en mejor condición al final. En lo adelante a recobrar la forma deportiva para seguir cosechando triunfos, reeditar el título y clasificar si es posible a los Juegos olímpicos de Río de Janeiro 2016 en este certamen.

El encerado, o pista de baile para Julio César La Cruz (81 kg), que más da. Enfrente tuvo de puro trámite a John Newel, un adversario que más allá de su estatura y pelado bien poco pudo hacer frente al agramontino titular del orbe. La sentencia de 50-43, 50-41, 50-43 lo dice todo. Incluso La Cruz, a su habitual guardia baja ante boxeadores de perfil bajo, (cuestión criticable, por cierto), incorporó esta vez intervalos de esquivas con un solo pie, además de los movimientos de torso enigmáticos para las estocadas de su contrario.

Tenía cartel de revancha, de aquel Strandzha búlgaro del 2009, pero en definitiva, el dominicano nacionalizado español José Kelvin de la Nieve (52) no pudo salirse con la suya ante el espirituano Yosbany Veitía. Al igual que entonces, fracasó, en esta ocasión por triple 50-45:

“Ha sido un debut excelente, ante un rival de una calidad fenomenal. Veitía no es tan fuerte, en cambio sí muy habilidoso, con movimientos y golpes casi imposibles de leer. Ciertamente no terminé muy desgastado y sacaré experiencias de este desafío para centrar mi mente hacia Río de Janeiro 2016”, sentenció el ibérico-quisqueyano-galo, doble medallista de bronce en campeonatos europeos, por cierto.

Sobre el enfrentamiento, Veitía acotó: “Fue un rival de calidad, ya nos habíamos visto, pero en aquella época ambos prácticamente salíamos de los juveniles. Aposté a mi velocidad de piernas para entrar y propinar las combinaciones más efectivas. Siempre he sido, desde las categorías tempranas, admirador del estilo de mi coequipero Arlen López, y he perfeccionado mis movimientos en aras de lograr pelear a las dos manos, cambiarme en dependencia del oponente durante una pelea y así desconcertarlos”.

Seis sonrisas, 21 puntos, porte señorial e inmaculado de los Domadores, que esta vez no creyeron ni en gélidas temperaturas, ni en Lionhearts británicos sueltos en el coliseo de la Ciudad Deportiva.

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