Serie del Caribe: Vegueros y lo imperioso de salir de la crisis

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Serie del Caribe: Vegueros y lo imperioso de salir de la crisis
Fecha de publicación: 
4 Febrero 2015
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Ronda nuevamente el fantasma de Isla Margarita, cuando la armada de Villa Clara apenas saboreó la victoria en una ocasión.

Las incógnitas para la versión de San Juan fueron numerosas desde la misma conformación de la nómina:

Desde el montículo ni Norge Luis Ruiz (un éxito, tres reveses, 6.20 de PCL y average rival de 302), Jonder Martínez (no hace la cruz en el casillero de victorias desde noviembre) y el propio Freddy Asiel Álvarez (tres derrotas y 4.02 de PCL) no se han hecho justicia en la ronda élite del clásico cubano, al menos no por encima de Lázaro Blanco, Frank Montieh o Alberto Bisset, por solo mencionar algunos de rendimiento notable.

Al bate, los refuerzos, esos acostumbrados a vestir la casaca tricolor, y en el caso de Yulieski Gourriel, Frederich Cepeda y Alfredo Despaigne con kilometraje en la exigente liga profesional japonesa, apenas han producido: una impulsada de Cepeda ante los Tomateros de Culiacán, seis inatrapables en 22 turnos al bate de conjunto, nula productividad con corredores en circulación, y tres conexiones para doble-play, señal de que los bates pesan y el oficio acumulado lo dejaron en algún sitio.

Hablemos de productividad, pues en definitiva son las carreras las que determinan el vencedor en un partido de béisbol. Y créanme, a razón de una por partido a muy pocos se les puede ocurrir emerger vencedores.

La presencia de nuestros bateadores en el cajón de bateo del Hiram Bithorn es la de peloteros en extremo presionados, distantes de los criterios de selección de lanzamientos idóneos, ansiosos por conectar de jit. Las dos designaciones abridoras de nuestros adversarios han sido zurdos: Anthony Vázquez y Rafael Pérez.

Cabría preguntarse por qué el DT Alfonso Urquiola no se decantó por Alexei Bell o Lourdes Yunierki en lugar de Roel Santos o Giorbis Duvergel, por demás colocados en línea ante la novena azteca.

Ciertamente Santos en mi escuadra alinearía, pero se limitan sus opciones de embasarse como hombre proa ante serpentineros siniestros.

Con la experiencia inicial frente a los Gigantes del Cibao no fueron del todo certeros los cambios en el line up. Enviar a Yadiel Hernández y Alexander Malleta, además de mantener a Giorbis, quien por demás no funge como segundo bate habitualmente, (se fueron en blanco en siete oportunidades) no satisfizo en el plano de posibles estrategias los criterios de muchos.

Desenlace, la única anotación de los Vegueros de Pinar la produjo Dainier Moreira.

DESDE EL BOX

Desde el box ya comentábamos sobre el estado de algunos serpentineros del staff. Incluso hasta por cuestiones de dejavú, —baste recordar el kilométrico jonrón que le conectó David Ortiz, también hijo de la tierra del Merengue en el I Clásico Mundial—, Jonder no hubiese sido mi designación de relevo intermedio frente a los de Quisqueya. No cuando su avance la jornada anterior había sido el del descontrol con un boleto, algo que para nada lo caracteriza.  

La historia se repetiría, ahora con el jardinero central Willy García en calidad de verdugo. Con el choque abierto y Jonder destinado a culminar las acciones del choque le puso la tapa al pomo con un wild pitch.

Freddy Asiel intentó sacar un out por tercera del cual posiblemente se acuerde por el resto de sus días. No podía permitirse tamaño desliz, máxime tratándose de un corredor como Rico Noel, capaz de estafar 28 almohadillas en 31 intentos. Ese lance (en definitiva fielder choice) significaba el segundo out de la entrada y luego vino un roletazo a segunda inofensivo, sentencia segura trastocada en la primera anotación de los Tomateros.

Hay que incluso remitirse a otro cuestionamiento, la presencia del diestro Yosvani Torres, la espada de los vueltabajeros y uno de los lanzadores más efectivos de Cuba en la actualidad, como primer o segundo abridor, en lugar de su designación como tercero.

Quisiera equivocarme, pero de seguro se echará de menos la presencia de un décimo pitcher en detrimento de un jardinero, o de un receptor, —es conocido que el máscara Yosvani Peraza tiene muy pocas opciones reales de calzar los arreos, y al bate, rol en que se pudiera desempeñar, no andaba nada bien en casa—, eso cuando aún restan dos actos de la obra beisbolera en la isla del Encanto.

Esas son algunas cuestiones, aderezadas con males de fondo, como la merma en la calidad de nuestros clásicos domésticos, por consiguiente afloran las fisuras a la hora de asumir partidos de tensión con todo el oficio, la necesidad imperiosa de buscar las fórmulas para acercarnos primero al nivel de la competición de nuestra región, esa que prestigiamos con siete cetros entre 1949 y 1960, y luego a otros que demandan escenarios de mayor exigencia como el propio Clásico o el Premiere 12.

Por ahora ante la inminencia de otra posible despedida gris, Urquiola y su cuerpo técnico deberán continuar calibrando su plantilla, intentar hacer ajustes de la mejor manera para vencer, y dadas las bondades del sistema de clasificación intentar acceder a semifinales. Par de triunfos los harían respirar con tranquilidad, un tercer revés los pondría a pender de un hilo. Este miércoles, por demás está la presión adicional de medirnos ante los anfitriones Cangrejeros de Santurce, quienes podrían depender de los servicios del derecho matancero Jorge Alberto Martínez, a quien muchos recordarán por el cero jit-cero carreras  que le propinó a Industriales.

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