Médicos de la CIA participaron en torturas
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Médicos y psicólogos monitorearon y prestaron asesoría sobre tácticas ultrajantes, aun cuando en ocasiones se quejaron respecto a los dilemas éticos que les perturbaban, según el reporte de la comisión de inteligencia del Senado publicado esta semana. Funcionarios médicos de alto rango de la CIA ayudaron a la agencia y a la Casa Blanca durante el gobierno del presidente George W. Bush.
El reporte describe momentos excepcionales en que profesionales médicos de la CIA se negaron a los interrogatorios brutales y objetaron abiertamente. Pero durante cuatro años, hasta que se canceló el programa de prisiones de la CIA en 2006, los equipos médicos en cada centro clandestino de detención de la agencia observaron casi cada paso de los procedimientos que el presidente Barack Obama califica ahora como tortura.
Ellos supervisaron los simulacros de ahogamiento para asegurar que los detenidos sufrieran, pero no se ahogaran. Insertaron sondas de alimentación e improvisaron enemas. Tomaron notas cuando los detenidos eran azotados y obligados a permanecer de pie durante horas, interviniendo sólo para asegurar que las medidas brutales no incapacitaran al detenido e impidieran la siguiente ronda de interrogatorios.
Especialistas en ética médica, ya familiarizados con el debate sobre el asunto, dicen que tanto el reporte del Senado como una respuesta de la CIA no abordan exhaustivamente cuestionamientos de ética médica ni ofrecen reformas.
"El reporte del Senado es un acta de acusación notable, pero deja al pueblo estadounidense, sin importar sus puntos de vista políticos, incierto respecto a cómo debe propugnarse la ética médica", dijo el doctor Arthur Caplan, director de ética médica del Centro Médico Langone de Universidad Nueva York. "El comportamiento sobre el que estamos leyendo es de plano inescrupuloso para cualquier profesional de la salud".
El reporte de la comisión de la cámara alta, un resumen de un documento mucho más largo de 6.700 páginas que sigue siendo secreto, incluye toda una sección sobre cómo dos ex psicólogos de la Fuerza Aérea idearon las técnicas brutales bajo un contrato con la CIA y realizaron tareas contradictorias como interrogadores y profesionales de la salud. La senadora demócrata Dianne Feinstein, presidenta de la comisión, dijo que el reporte más grande es "mucho más extenso".
El resumen pinta un retrato sumamente crítico a través del estudio de casos de los interrogatorios a presuntos miembros del grupo terrorista al-Qaida, mostrando de qué manera médicos y técnicos vigilaron a cada detenido y qué dijeron en privado a colegas y supervisores en correos electrónicos y memorandos.
La respuesta oficial de la CIA dice que la agencia "tomó con seriedad su responsabilidad de proveer bienestar a la población detenida de la CIA, lo que incluía ser capaz de atender las emergencias y las necesidades médicas y psicológicas a largo plazo".
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