Óperas primas en Festival: el minimalismo como estética
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El minimalismo, como estética visual y argumental, distingue la mayoría de las cintas que optan por el Premio Coral de Ópera Prima en el XXVI Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, que se desarrolla en esta capital.
Concurren al certamen en esta categoría una veintena de obras, procedentes de nueve países con Brasil, Argentina, Chile y México inscribiendo el mayor número de concursantes.
En la selección abundan las historias de personajes atrapados por conflictos universales, las cuales son el punto de partida para recrear contradicciones de las sociedades contemporáneas latinoamericanas alrededor de temas como la identidad de género, la violencia, la intolerancia y la familia.
Llegaron precedidas por premios y reconocimientos internacionales cintas como La salada, de Juan Martín Hsu (Argentina), Gente de bien, de Franco Lolli (Colombia), Vestido de novia, de Marilyn Solaya (Cuba), Vientos de agosto, de Gabriel Mascaro (Brasil) y Güeros, de Alonso Ruizpalacios (México), entre otros.
Para Gabriel Mascaro, en el continente se vive una etapa de auge en la actividad cinematográfica debido a las nuevas tecnologías, que han contribuido a democratizar la producción y la distribución.
El premio de ópera prima se comenzó a otorgar desde el VIII Festival en el año 1986, y su primer ganador fue el colombiano Francisco Bottía, con el largometraje La boda del acordeonista.
Desde su primera convocatoria, este lauro ha devenido un espacio para el lanzamiento de la carrera de cineastas que han alcanzado relevancia internacional, entre ellos Fernando Pérez, Agliberto Meléndez, Carlos Azpurúa, Guillermo del Toro, mexicano, Tata Amaral y Alejandro González Iñárritu.
Más de un centenar de películas concursan en el XXXVI Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, cuya gala de premiación acontecerá el próximo domingo 14 en el cine Charles Chaplin.
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