Esgrima cubana: El peso de la tradición, avatares, touchés (I)

Esgrima cubana: El peso de la tradición, avatares, touchés (I)
Fecha de publicación: 
6 Junio 2014
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Si no se tiene experiencia competitiva, no se pueden esperar resultados de primer nivel. Todos los interpelados antes, durante y después de mi primer contacto con la esgrima, en alguna u otra medida, esgrimen este criterio.

Y no es que quieran moverse en el plano de las justificaciones. Sucede que al enfrentar, luego de pasarse casi la totalidad de un año «viciados» entre touchés, trabajo sobre elementos técnicos y estafetas acá en casa, certámenes como la Copa del Mundo de florete y el Grand Prix de espada Villa de La Habana, afloran las falencias y quedan desprotegidos ante rivales de mucho más kilometraje y mejor ubicación en el ranking mundial.

De ahí que de la veintena de esgrimistas presentados en esta edición, apenas dos mujeres consiguieron avanzar a la ronda de 64 espadistas, mientras ninguno de los hombres del florete accedió a dicha instancia. Por si fuera poco, en la lid por colectivos en esa misma arma, la armada anfitriona recaló en la última plaza, tras caer 44-45 en el primero de sus duelos ante la potente escuadra de Venezuela.

Mucho en juego había para todos los protagonistas, pues en el caso del florete individual los tres primeros lugares reciben 32, 26 y 20 puntos para el ranking, mientras en la lid por equipos se duplican las bonificaciones, reservando para el Grand Prix de espada individual las mayores bondades (48, 39 y 30, pues se multiplican por 1.5 las dádivas).

En esa vorágine a los nuestros, carentes por completo de presencia al máximo nivel, los persigue el lastre de los pareos, a tono con sus famélicas posiciones en el escalafón. Pongamos ejemplos sencillos:

Yamilka Rodríguez (sin puntuación en el 496 del ranking tras dos años de ausencia por maternidad), Yoslaine Cardenal (escaño 80-21), Ceily Mendoza (129-9) y Marisol Oña (151-6), nuestras principales cartas, todas sucumbieron ante adversarias de mucho mayor kilometraje, lo mismo que les sucedió a los varones del florete, en situación mucho más tensa, pues ninguno de la decena de presentados goza, en materia de puntuación, de amparo en el listado del orbe.

Así se fundió el acero…

Partimos en nuestros análisis de un estado serio de orfandad competitiva al máximo nivel —apenas transitan de forma efímera por el Villa y acceden al campeonato panamericano, en dependencia de las prioridades y estrategias trazadas con cada modalidad. Esa situación se traspola al plano de trajes, hojas de calidad, pistas eléctricas, pizarras electrónicas de marcaje, carretes… Sencillo se estima que un esgrimista debe encarar una competición de rigor con una dotación de cinco hojas especiales (cada una tiene un costo estimado de 50 euros en el mercado internacional). Justo con esa cifra propia y cuatro prestadas de sus homólogas femeninas, al decir de Eduardo Jons, compitieron nuestra decena de mosqueteros en el Villa.

Con tantos avatares resulta prácticamente imposible devolver a la esgrima a los planos estelares en los que se colocó en la década de los 90 del pasado siglo, cuando Elvis Gregory, Rolando Túcker, Oscar García, Nelson Loyola, Iván Trevejo, Carlos Pedroso, Miraida García, Taymí Chapé, Zuleidis Ortiz y compañía, retornaban a casa henchidos de orgullo tras cuanta competición se presentasen.

Ciertamente, su presencia era exigida por muchas de las potencias universales de los touchés en los certámenes, las cuales les extendían invitaciones para cruzar aceros, medir fuerzas y calibrar su calidad. Claro, el Período Especial, la ausencia de esas figuras por uno u otro motivo, y la imposibilidad de forjar un relevo de aceros con todas las de la ley ahondó la brecha y de a poco nos fuimos alejando del entorno supremo.

Pedro Enríquez y el propio Jons, entrenadores con más de tres décadas de trabajo, continúan apostando por las potencialidades de sus huestes, ante la imposibilidad de calzar su preparación con otros recursos:

Enríquez: «Las ocho preseleccionadas promedian 22 años y 1.75 metros de estatura, indicadores a tono con sus similares de la élite. El grupo fuerte de lo componen Yamilka Rodríguez, la zurda Ceily Mendoza, Marisol Oña y Yoslaine Cardenal. El segundo apartado está integrado por Yamelis gonzález, Eliannis López, Gretel Carbonel y Bisel Franco, todas en edad juvenil.

«Sin pensar en roce y volúmenes de asaltos de primer nivel (la media de las esgrimistas con cierto kilometraje en el contexto del orbe es superior a cuatro fases del Circuito Grand Prix, lides continentales y mundial), hemos cumplimentado el plan interno entre un 90 y un 94%, con énfasis sobre los elementos caracterizadores de la espada, y eso nos acerca un poco a la posterior ejecución de acciones y movimientos ante situaciones reales, donde puedan mostrar su repertorio. “En ese sentido la implementación de controles internos semanales con la presencia de sus homólogos masculinos y atletas de pentatlón ha sido de gran ayuda, especialmente con los primeros, por la diferencia en la talla (1,92 por 1,75), velocidad y capacidad de reacción con relación a nuestras preseleccionadas. El trabajo de simulación y el volumen físico constituyen otras dos cuestiones importantes».

Jons: «Nuestra verdad es aún más penosa que la de la espada pues no asistiremos al Campeonato Panamericano de Costa Rica. Tenemos una preselección sumamente joven (1,76 metros de talla y 21 años), sin puntos en el ranking, ni competencias internacionales salvo el Villa de La Habana. Ellos son Reuben Jay, Michel Carthy, Jesús Delgado, Leandro Ramos, Enmanuel Mojena y Jesús Riaño.

«Esfuerzo individual sobre la efectividad de los toques es nuestra prioridad, amén de que en situaciones de combate reales las acciones ofensivas distan mucho del modelaje.

«De cara a los Centroamericanos y del Caribe de Veracruz serán precisamente Venezuela y México los rivales de mayor cuidado. Nuestra intención es acceder al podio, tanto en individuales como por equipo. La garra, voluntad y espíritu de combatividad de estos muchachos es el combustible que me ha dado fuerzas para continuar trabajando en la búsqueda constante del rescate de un florete de altura».

Panorama y criterio protagónico

Antes de entrar a escuchar los criterios del entrenador de espada masculino Jaine Hernández, a tenor con su condición de modalidad de vanguardia, repasemos lo acaecido en el panamericano de la disciplina en Cartagena de Indias, Colombia 2013, por esas cosas del destino el mismo escenario que vio imponerse a los antillanos en la lid centrocaribeña del 2006 con siete oros, cuatro platas y cuatro bronces. A la vuelta de cuatro años Venezuela prácticamente arrasó (9-3-4) y hoy se erige como la principal potencia del área.

Regresando a la lid continental de la disciplina, el saldo de dos bronces fue a la cuenta de la espada, por intermedio de Ringo Quintero en individuales, y junto a sus coequiperos Fidel Ferrer (sexto) y Yunior Reytor (séptimo) en la lid por equipos, cabría destacar del resto al sablista Daylon Acosta concluyó quinto, la mencionada Cardenal recaló séptima y su team cerró quinto entre armadas, únicos capaces de inscribirse entre los ocho primeros.

Jaine: «Además de Venezuela, Estados Unidos y Canadá también son adversarios de poder. La fórmula del éxito en el caso de la espada masculina, ha estado en la mejoría de tres elementos: la talla (1.92 metros), pues es más influyente el alcance con relación al resto de las armas, el nivel técnico, y la efectividad individual.

«Los preseleccionados tienen elevados parámetros de explosividad, componente psicológico certero y trato de guiarlos, pese a la estrechez de roce, por las tendencias actuales. En etapa general, por ejemplo, tenemos tres frecuencias de playa semanales, hacemos una transición hacia dos o una en la especial y la combinamos con carrera en elevaciones o loma, para potenciar la resistencia de la fuerza. Así han salido los resultados y pretendemos discutir el oro tanto individual como por equipos en Veracruz, además de superar el rendimiento en el Panamericano de Costa Rica. Constancia y consagración de los atletas ha sido la divisa de nuestro laboratorio interno».

A propósito de la justa en la capital tica, nuestros espadistas se verán imposibilitados de refrendar su performance, pues ya se disputaron la espada en uno y otro sexo, además del florete masculino y el sable femenino, inexplicablemente sin presencia antillana en concurso. Emergieron airosos el espadista venezolano Francisco Limardo y su homóloga estadounidense Courtney Hurley, además del florestista norteño Gerek Meinhardt y la sablista argentina María Belén Pérez.

Hay mucho en juego, desde continuar padeciendo ostracismo hasta la andadura clasificatoria de cara a los Panamericanos de Toronto 2015 y los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016. ¿Se nos continuarán oxidando los aceros?

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Comentarios

Excelente comentario. Esos mismos problemas están reflejados en la base: falta de armas, trajes, topes, etc. En las décadas del 70 y 80 del pasado siglo los que practicamos esgrima topábamos entre provincias y se organizaban certámenes nacionales por armas, fuera de los calendarios oficiales, como los Juegos Escolares o los Campeonatos de I Categoría. Esas carencias hacen resentir el deporte de la esgrima, al cual no se la ha dado ninguna prioridad, como a otros. Es lamentable, porque estuvimos en planos estelares a nivel mundial. Pienso que quizás falte también motivación por todas esas cosas en entrenadores y atletas. Valdría la pena un análisis casuístico y profundo. La prensa también tiene responsabilidad; muy poco se refleja ese deporte.

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