DE LA HISTORIA OLÍMPICA: Bob Beamon, flor de un día; Carl Lewis, el jardín

DE LA HISTORIA OLÍMPICA: Bob Beamon, flor de un día; Carl Lewis, el jardín
Fecha de publicación: 
27 Junio 2024
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Carl Lewis, apodado el Hijo del Viento.

Robert Beamon no es el verso más destacado, entre los saltadores de longitud, en la lidia grande albergada por la tierra de los aztecas en 1968. La prensa, los fotógrafos, los camarógrafos persiguen mucho más a varios de los rivales de este estadounidense nacido hace 22 años en Nueva York.

Músculos largos, 1.91 de estatura. Universitario, cursa Sociología. Aquí están su compatriota Ralph Boston, oro en la cita del 60 y plata en la del 1964 con 8.12 y 8.03. Un sempiterno finalista, ganador de dos premios de bronce: el soviético Igor Ter-Ovanesián, con 8.04 y 7.99 en los XVII y los XVIII Juegos. Klaus Beer, de la RDA, ha declarado encontrarse en magnífica forma.

Beamon va a saltar... ¡Ha volado...! ¡Ese hombre está loco y nos ha enloquecido! Se ha burlado del récord mundial por, a ver, 55 centímetros. ¡Son 8,90, mi madre...! Su autor brinca, corre, saluda, es la dicha misma. Su logro es calificado como el salto del siglo. Ovanesián se hunde. El germano ocupa el segundo puesto del podio con un raquítico 8.19. El coterráneo del vencedor apenas consigue 8.16 para el sitio tercero.


Bob Beamon.

Bob ni antes ni después se acercó a esa distancia. Flor de un día, pues, pero ¡qué flor! Otro de EE. UU, Michael Powell, en el Mundial de Tokio 1991 quebró esa marca con un saltazo de 8.91. Pero no tuvo el estruendo de aquella en el XIX clásico, y se mantiene como primacía olímpica. Eso sí, está claro que el norteamericano Carl Lewis, el mejor atleta del siglo XX para muchos, es el más sobresaliente saltador de longitud de todos los tiempos.

El extraordinario deportista saboreó la victoria durante cuatro Juegos Olímpicos consecutivos: Los Ángeles 1984 con 8.54, Seúl 1988 con 8.72. Barcelona 1992 con 8.67 y en Atlanta 1996 con 8. 50. El Hijo del Viento en la velocidad obtuvo oro olímpico en la carrera reina del 84 y cuatro años después: 9.95 y 9.92. Agregó la dorada en los 200 de la lid angelina con 19.80 y el subtítulo en la de Corea donde fue superado por su compatriota Joe DeLoach 19.75 por 19.79.

Integró el conjunto vencedor en el relevo corto del 84 con 37.83 y del 88 con 37.40.  En Los Ángeles, cuatro doradas al estilo de Jesse Owens en Berlín 1936: en 100, 200, relevo 4 x 100 y salto de longitud, con adiós al récord del mundo en los 100. Llegó a ser, después de Paavo Nurmi, el más laureado en la gran fiesta cuando sustituyó en el combate del cambio de batón al lesionado Mark Whitherspoon y logró otra plusmarca mundial. Era la sexta ocasión que lo conseguía en esta modalidad.


Carl Lewis.

Bob Beamon, flor de un día, aunque qué flor, y Mike Powell, plusmarquista mundial: Carl Lewis, uno de los más hermosos jardines del deporte rey quien conquistó 9 medallas doradas y una de plata en el certamen rescatado por Pierre de Coubertin. Deseo también convocar a una polémica: ¿cuál atleta es más destacado del siglo XX. Paavo Nurmi o Carl Lewis?   
 

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