Narciso Telles habla desde la intimidad sobre una tragedia
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Narciso Telles, de Colectivo Teatro da Margen, de Brasil, presentó el monólogo Potestad, desde la complicidad de la sala Manuel Galich, en Casa de las Américas, como una conversación entre amigos.
Contundente resulta la puesta en escena de André Carreira, de un texto del dramaturgo, actor y psicoanalista argentino Eduardo Pavlovsky, que se adentra en el drama de los niños secuestrados durante el período de la dictadura militar en ese país suramericano.
Con el sólo recurso de una silla, Telles establece un fuerte vínculo con los espectadores, que al principio lo sienten discursar sobre un tema poco trascendente acerca de una familia compuesta por él, su esposa e hija.
Pero poco a poco cuando transcurre la pieza, y a pesar de que la interpreta en portugués, va develando el entretejido de una historia terrible de pérdida, que sufrieron muchas familias argentinas y que las marcó para siempre.
Esa atmósfera se acentúa cuando recurre al testimonio de una muchacha, de las encontradas por las Abuelas de Plaza de Mayo, quien confiesa el dolor que representa haber vivido durante 22 años en el seno de una familia que la secuestró.
En un momento, la proyección cae sobre la cara del actor y se asemeja al clásico interrogatorio policial, que trata de escudriñar en el fondo más oscuro del alma humana.
El gran mérito de Telles y Carreria, es haber traído a la Temporada de Teatro Latinoamericano Mayo Teatral, una obra que desde la contención y la mesura nos pone en contacto directo con una de las grandes tragedias padecidas en el continente.
Potestad podrá verse otra vez mañana, a las cinco de la tarde, en la Sala Manuel Galich, con entrada libre para el público.
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