Voleibol cubano: En silencio no ha tenido que ser
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La realidad es que no hemos sido capaces de detener ni enfrentar de manera exitosa el declive de una y otra selección nacional.
Este 2014 será de intensidad máxima en el deporte de la malla alta, y si me preguntaran, nuestras dos preselecciones nacionales continúan padeciendo ostracismo. Sí, señores, digo ostracismo porque la tapa al pomo se la acaba de poner la ausencia de nuestras féminas en el Volley Master de Montreaux, Suiza, donde nunca habían dejado de rematar, bloquear y servir desde su creación en 1988. No en balde ostentan nueve medallas de oro, cuatro de plata y tres de bronce, holgadamente por delante de China (5-9-4) y Brasil (5-2-1). Pero ahora, las alumnas de Juan Carlos Gala y sus homólogos bajo el mando de Rodolfo Sánchez, apenas tienen señalado un entrenamiento de altura para el próximo mes en Perú, antes de encarar los premundiales de La Habana en mayo.
Es cierto que se antoja bien difícil que nuestras dos armadas no se clasifiquen acá en su guarida para la cita universal, especialmente por el hecho de que la NORCECA concederá seis cupos en el caso del femenino y cuatro varoniles.
De Liga, Grand Prix, ranking y tiempos de cólera
De no ser por la expectativa y adeptos que ha ganado la inclusión de la franquicia Domadores de Cuba en la IV edición de la Serie Mundial de Boxeo, los Internacionales Granma-Cerro Pelado de lucha y la acogida de una parada del circuito Grand Prix de judo, todos en el Coliseo de la Ciudad Deportiva, el alma de miles de gritos ahogados de: ¡Torre a cuatro manos! ¡Se estrelló contra la muralla color chocolate! ¡Balón que sube Diago, balón que baja Despaigne!, o el ruso, o Robertlandy, o Wilfredo León, eso qué más da, nos ha sido arrancada.
De una manera desgarradora, el Coliseo, por tercera ocasión en 25 ediciones ligueras en las que la Mayor de las Antillas exhibe 23 participaciones, un cetro, cinco subtítulos y tres bronces, adolecerá de nuestra presencia. Y quitándome la casaca de periodista y vistiendo la de adepto, la torcida fiel nunca se adaptará al vacío.
Para este cuarto de siglo 28 selecciones animarán la versión liguera, cuyas cortinas se descorrerán el próximo 23 de mayo. Esa cifra de países participantes ha sido dividida en tres niveles, definidos por criterios competitivos y comerciales, este último con respetable incidencia.
En la llave A aparecen Brasil —líder del ranking con 345 puntos—Italia (tercero-286), Polonia (quinto-176) e Irán (12-68). El B lo comandan los vigentes monarcas olímpicos de Rusia (segundo-342), Estados Unidos (cuarto-183), Bulgaria (sexto-173) y Serbia (noveno-169).
Para un segundo escalón fueron conformados otros tres grupos bajo los mismos principios. En el apartado C jugarían la debutante Bélgica (37-18), Canadá (11-79), Australia (14-64) y Finlandia (30-24). En la D, las escuadras de Argentina (séptima-171), Alemania (décima-120), Francia (16-59) y Japón (17-51), y en el E Holanda (31-23), Corea del Sur (21-44), Portugal (38-16) y República Checa (22-40).
En teoría, cualquiera de estos 20 equipos tiene opciones de titularse. Según el sistema de competencia establecido, durante la llamada Ronda Intercontinental los inscritos en los niveles 1 (grupos A y B) y 2 (C, D y E) jugarán dos partidos cada fin de semana –dos series como local y una como visitante.
El campeón del torneo se definiría en una final a la que tendrán acceso los ganadores de las llaves A y B, el país anfitrión de esa fase conclusiva —aún por definir—, y el vencedor de la final de cuatro establecida para los equipos del nivel 2 (los vencedores de los tres apartados más la representación de la sede).
En nuestro caso, aún marcados por la huella de un famélico decimotercer escaño en la versión precedente y los reiterados escollos en materia de pagos por conceptos de inscripción, comercialización de derechos de transmisión y demás nos dejaron sin otra opción que militar en la sección F, junto a Túnez (13-66), México (22-40) y Turquía (45-12). Esa ubicación nos pondría a jugar siempre fuera de casa durante dos fines de semana sucesivos con la intención de colarnos en la final de dicha clase. A ella concurrirían también el elenco vencedor del G, integrado por Puerto Rico (20-45), China (18-49), Eslovaquia (36-19) y España (25-32), la nación que acoja la fase y el segundo lugar más sobresaliente entre las dos llaves.
En definitiva sería el escaño 21 la mayor aspiración en materia de resultados de nuestro elenco, y de lograrlo, esperar por el visto bueno de los organizadores para su posible ascenso a los grupos “fuertes” en el 2015.
Ciertamente el plantel varonil no cuenta con ese poderío de antaño y el séptimo puesto que hoy exhibe en el escalafón (171) es un tanto engañoso pues cuando se esfumen las 90 rayas del subtítulo universal del 2010 y las 50 de la Copa Mundial del 2011 bastante poco botín nos quedará.
Las féminas sí han recalado en un lugar 21, amparadas por 39 endebles unidades. Es verdad que asistiremos al Grand Prix de la presente temporada, con inscripción ampliada a 28 países, pero la cuarta plaza en la copa Panamericana del 2013 y por ende montarnos en el último tren por la región NORCECA hacia el excelso certamen deja mucho que desear. De hecho la última experiencia en el Grand Prix nos deparó, con una formación carente de respuestas y variantes y en extremo inexperta en ese entorno, un penoso lugar 19 entre 20 naciones en concurso.
Don dinero y el ser para subsistir…
Ya habíamos comentado que el componente comercial tiene sólido peso en las transformaciones sufridas tanto por la Liga como por el Grand Prix. Así, según el nuevo esquema de participación, los combinados presentes en el primer nivel deben desembolsar alrededor de 800 mil dólares por concepto de participación. La cuota para el segundo rondaría los 250 mil, mientras que en el tercero estaría sobre los 60 mil.
La historia da fe de que nuestras huestes siempre contaron con la gracia de la Federación Internacional y saldaban los montos de inscripción con parte de las ganancias obtenidas en su andadura por la justa. Claro, eso hasta la versión del 2012, cuando la calidad de nuestro elenco nos daba margen para asumir el reto. Ahora la realidad es otra.
Se impone una pregunta: ¿Cómo devolverle el prestigio a nuestro voly? ¿Cómo frenar la avalancha de éxodo, fugas, deserciones, robo de talentos o comoquiera que se les llame? ¿Cuándo nos abriremos en alguna medida al fenómeno de la contratación a ligas foráneas y tendremos en cuenta —casuísticamente o no— a todos aquellos jugadores de rendimientos descollantes y establecidos extrafronteras?
Parafraseando al cantautor Silvio Rodríguez el fenómeno se antoja un amasijo de cuerdas y tendones. La Liga Nacional, si es que así puede llamársele a un torneo interno, viciado, de tres semanas de duración y con a lo sumo 15 partidos como kilometraje para sus protagonistas, concluyó a finales de enero. Resulta extraño pensar que de entonces a la fecha, o incluso antes no ha existido la intención de hacerse de los servicios de varios de nuestros voleibolistas en clubes foráneos. Eso señores, se traduciría en ingresos, contratos bien pensados, con cláusulas que rigieran su presencia en los concentrados de la preselección para compromisos competitivos de envergadura, en fin, una experiencia que ya tuvimos a finales de la década de los 90 del pasado siglo.
Eso sería crucial para materializar el crecimiento individual de nuestros jugadores, que interactúen con otras visiones, se prueben al máximo nivel y luego apliquen esas experiencias acá con el resto de sus coequiperos. Algo que también, si me preguntaran mi criterio, se podría valorar con aquellos que en la actualidad no militan en nuestra selección y por diversas razones dejan la huella ineludible de calidad de nuestro voleibol en las más disímiles latitudes.
En lo personal creo que no estamos preparados para romper tamaña inercia, ni en lo jurídico, ni en materia de concepciones y pensamientos. Legalmente septiembre marcó el punto de giro en materia de política salarial y apertura al “monstruo” de las contrataciones. Cinco meses después, de aquello nada. Puede que la maldita culpa no la tenga nadie, o que por el contrario una dosis de responsabilidad recaiga sobre todos y cada uno de nosotros. Solo reitero que la necesidad de buscar variantes certeras es imperiosa, y que… En silencio no tenga que ser.
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LAUROAZUL
Guillermo Mérida
Pinareño 100%
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