Con Catherine Videaux: “Creo que tengo para más”
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Es cierto, se acerca la siempre difícil votación para los mejores deportistas de este 2011. Quizá la luchadora holguinera Catherine Videaux (63 kg) no aparezca en la agraciada selección, pero de haber asistido al mundial de Estambul este año, del cual vio privada su participación por razones de índole económica, tanto ella como yo tenemos la fe de que otro gallo hubiera cantado.
Los argumentos comenzó a esgrimirlos hace poco más de un año, cuando el hecho de coquetear con el podio mundial en Moscú —culminó quinta—, fue su credencial para considerarla como una luchadora de grandes potencialidades.
Hoy, a la vuelta de 12 meses y a pesar de no haber tenido la posibilidad de reeditar o superar su hazaña en la arena universal de la justa turca, la Videaux es considerada la mejor de Cuba, y una de las más temidas en el planeta.
¿El por qué de tal condición? Su victoria en la final de Guadalajara (6-2, 4-0) sobre la estadounidense Elena Priozhkova (plata en la capital rusa, quinta en tierras turcas y verdugo de la antillana en los tres pleitos anteriores).
-A la cuarta, la vencida ¿ya le tomaste la medida a la Priozhkova?
-Desde el Mundial de Moscú no hice otra cosa que pensar en ese pleito, tenía opciones de ganarle si corregía mis errores tácticos. Desde que llegué a la villa estaba enfocada en ganarle, no es muy tiradora, pero defiende muy bien. Por ese motivo el combate abajo resultaría muy difícil y aproveché mi menor estatura para buscar las entradas al tackle y prácticamente no la dejé reaccionar. Llegó el resultado más importante de mi carrera con 24 años y la revancha deseada frente a una gladiadora muy fuerte y estable.
-¿Alguna fórmula nueva durante la preparación?
-Mucha entrega, tenía la espina del Panamericano de Río Negro’11, Colombia, clavada ante la también estadounidense Kristie Davis, quien me venció en semifinales y discutí el bronce. En Guadalajara me ayudaron mucho los sparrings en los entrenamientos con Yowlys Bonne (60) y Liván López (66), mis homólogos. Son más rápidos y fuertes, ellos contribuyeron a aumentar mi capacidad de respuesta y a enfrentarme a otras situaciones de combate, además físicamente llegué en óptima forma, sin las molestias musculares de mi muslo derecho.
-¿Qué te queda en el horizonte?
-Mucho, pero las metas hay que vencerlas una por una. La inmediata es obtener la clasificación olímpica a Londres y una vez allí luchar hasta ver una medalla colgada en mi pecho. Las gladiadoras europeas y en especial la japonesa y doble campeona del orbe Kaori Icho son rivales muy exigentes.
El ansiado boleto deberá buscarlo en el preolímpico de las Américas en Orlando, Estados Unidos, del 23 al 25 de marzo, donde las dos primeras clasificarán. Pero cuidado, para acceder a ese torneo necesita participar en el panamericano del deporte, fijado para otra urbe norteña: Colorado Springs entre el 24 y el 26 de febrero.
Condiciones físicas y técnicas para conseguir sus objetivos posee Catherine, quien lleva 14 años de su vida dedicada a disciplinas de combate, desde que su padrastro, entrenador de judo en el municipio holguinero de Frank País, la iniciara con 10 abriles.
Su carrera en el tatami igualmente fue exitosa: reina de Cuba en las categorías escolar y juvenil, oro en un Centroamericano universitario como miembro del equipo nacional, al que ascendió en el año 2005 nada menos que en los 70 kilogramos, una división donde, como se dice popularmente, la “comida” estaba durísima, con Yalennis Castillo y su actual coequipera en la modalidad de las llaves y los agarres, Lisset Echevarría. Ambas pasaron del judo al colchón pocos meses antes de Cartagena de Indias’06. Incluso, estuvo a punto de dejar el deporte, aunque eso como ella misma confesó al término de una sesión de entrenamiento en el Cerro Pelado, “es agua pasada”.
Se impuso entonces una última interrogante, ¿el judo o la lucha?
-La lucha. Es más exigente, tienes que defender en todas las posiciones y los movimientos técnicos son más violentos. Todavía tengo que pulir elementos técnicos y tácticos, especialmente en la defensa y el trabajo desde los cuatro puntos, pero seguiré apostando a mis constantes ataques e intensidad.
Sin titubear y con fuertes respuestas como desbalances, pactamos la igualdad bien próximos al colchón con la esperanza de que bajo los cinco aros la lucha rinda otra actuación de relieve y mantenga por sextos Juegos Olímpicos consecutivos la condición de contar con al menos un campeón. Ojalá Catherine sea una de las agraciadas. Ya, de hecho, tiene mi mención entre los mejores exponentes del músculo antillano.
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