Remuneración en el deporte: Al César lo que es del César

 Los ecos incluso retumbaron hasta en la mismísima Major League Baseball, entidad que por muchísimos años ha puesto trabas a los peloteros cubanos para militar en sus filas. La más sonada es la incitación oficial a la migración, pues se les exige demostrar una residencia permanente fuera del país.

En definitiva esa no es la esencia de estas líneas. La noticia ya está en la calle, los implicados esperan con ansiedad la llegada de enero, —noviembre en el caso de los peloteros inmersos en la Serie Nacional—, y les confieso que como pocas veces antes había visto a atletas y mentores adheridos de tal manera a una edición del Granma. Lecturas reiteradas, comentarios, interrogantes…

Lo cierto es que las modificaciones salariales implican un nuevo cambio de mentalidad en las concepciones sobre las cuales está montado nuestro movimiento deportivo, al menos en el afán de si bien no convertirlo en una actividad totalmente mercantilizada, ganar en reconocimiento para aquellos que se han esforzado por años, han prestigiado a cuba con una vida de entrega y atemperarlo más a la realidad mundial existente en el mundo del músculo.

 
Pero como toda política, proyecto o medida es perfectible. Y en ese sentido salí a la caza de opiniones, criterios, tanto institucionales como de los protagonistas. Claro, como supuse, sin hacer uso excesivo de mi intuición periodística, sufrí infructuosamente poco más de una hora y media en la Ciudad Deportiva, la sede del INDER. Allí nuevamente me golpeó el juego del gato y el ratón.

Quizá no en igual magnitud, pero tanto yo como los protagonistas de las modificaciones, necesitamos cierto nivel de explicación, especificidades, una estrategia de instrumentación esclarecedora:

¿O acaso me negarán la diferenciación entre disciplinas como el atletismo, voleibol, clavados, boxeo y judo respecto al tiro deportivo, taekwondo, remo, esgrima, pesas? ¿Ni qué decir del béisbol?

En fin a simple vista surgen interrogantes, pues el color de las preseas y el certamen de mayor rango para deportistas activos al parecer marcan la escala de diferenciación. A eso sumémosle el hecho de que muchas disciplinas no ingresan por concepto de su circuito competitivo anual ni otros criterios de contratación. Los deportistas discapacitados se encuentran en dicha relación.

Otro bache surge en el caso de aquellos deportistas dedicados a actividades especiales, como los casos de los recordistas Guinnes de dominio del balón Erick Hernández y Johen Lefont, quienes no aparecen contemplados en ningún acápite de agraciados.

El recordista mundial de salto de altura Javier Sotomayor expresó que es justo el reconocimiento: “Era una necesidad sustentada en años, un mecanismo para de alguna manera elevar los indicadores de motivación y eficiencia en nuestros atletas activos, aunque a nosotros, los considerados glorias deportivas, nos hubiese gustado que se nos reconociera por nuestros logros”.

“Las modificaciones salariales constituyen un gran paso de avance, respuesta a un reclamo de varias generaciones, pues muchos de nosotros sentíamos que el reconocimiento a tanto esfuerzo y entrega durante años de trabajo no era el más apropiado”, sentenció la doble campeona paralímpica y recordista mundial Omara Durand (200 y 400 metros).

La destacada velocista de 21 años consideró prudente además, el establecimiento de una escala a tono con el rendimiento de cada deportista específicamente, algo que en alguna medida está contemplado en el monto adicional según el color de la medalla y el título de mayor rango que posea cada quien: “Existe una realidad, como todo proceso que inicia necesita ser explicado detalladamente, con los pormenores para cada grupo de atletas, cada disciplina. Es el tema que hemos estado hablando todos acá en el estadio desde el viernes”, sentenció.

Su mentora Miriam Ferrer acotó: “Los cambios son muy favorables, amén de algunas diferencias entre nuestro sistema competitivo y el de los deportistas convencionales. De seguro esta nueva política salarial elevará los niveles de motivación y les restará presiones a muchos atletas, quienes ayudan o constituyen el mayor sostén económico de sus familias.

“En aras de un estudio y comprensión idóneos debe establecerse un mecanismo explicativo, casuístico, en dependencia de la disciplina en cuestión, debería existir la posibilidad de manejar las transformaciones con especialistas, además de establecer una escala acorde con los resultados del trabajo de cada uno de los implicados, beneficiados.”

No menos optimista se mostró el ex recordista del orbe de triple salto sobre pista cubierta Eliécer Urrutia: “Muy buena decisión. Muchos de nosotros, vinculados al deporte, incluso atletas activos padecíamos cierta desatención. Ahora se producirá un cambio de mentalidad, crecerán las expectativas y motivación. Los deportistas elite sentirán menos presión en lo concerniente al apoyo económico de sus familias y eso desencadenará un mayor enfoque de su parte en entrenamientos y competencias.

La pelota siempre ha sido punto y aparte. La serie Nacional de Béisbol, quizás el único torneo doméstico medianamente serio que nos quede demanda 25.7 millones de pesos para su realización, de ellos 2.8 en CUC.  Si a eso le sumamos la tendencia creciente al éxodo experimentada por nuestros jugadores hacia la MLB y otras ligas más lucrativas, urgía tomar algún tipo de medida, incluso con los encargados de impartir justicia. Los montos adicionales de 65 mil, 45 mil y 30 mil, para los tres primeros lugares de nuestro clásico  y las primas acorde al rendimiento de cada jugador son justas, un instrumento de muchos para lograr incentivar la calidad del clásico del patio.

No se trata de destapar una caja de Pandora, la nueva política de Remuneración, en su afán de ser lo más contemplativa, abarcadora y justa posible debe ser revisada. Una primera mirada arrojó algunas cuestiones, discrepancias, criterios. Confiemos en que como todo proyecto en ciernes crezca para bien y entonces se ajuste plenamente al adagio Al César lo que es del César y a nuestro deporte…