En suspenso solución de crisis fiscal en EE.UU.

La reiteración de la posición de la Casa Blanca de subir el impuesto a los más ricos y la esperanza republicana de otra oferta del Ejecutivo, mantienen hoy en suspenso la solución de la crisis fiscal estadounidense.

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, mantuvo la víspera su enfoque favorable a elevar los impuestos a los sectores más pudientes del país, a tres semanas para evitar el denominado abismo fiscal.

Durante un discurso en una fábrica de automóviles en Detroit, Michigan, el mandatario dijo que es imperativo que los ricos paguen más cargas, mientras crece la amenaza de que a partir del año próximo ocurra un aumento automático de los gravámenes y recortes al gasto si no hay acuerdo en el Congreso.

Las declaraciones ocurrieron un día después de sostener una reunión con el líder de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, en sus reiteradas gestiones para evitar una subida generalizada que afectaría a un 97 por ciento de la población.

Según trascendidos de fuentes legislativas, algunos republicanos favorecerían subir las tasas impositivas para el dos por ciento de los más adinerados del país, algo visto como un movimiento estratégico con miras a futuras negociaciones sobre el gasto social.

Los planes de la Casa Blanca, además del apoyo de grandes sectores populares del país, avanzan entre sectores empresariales que aspiran a abortar la crisis antes de que finalice el año.

Si esto no se alcanza, se produciría lo que se denomina abismo fiscal, consistente en la combinación del alza generalizada de impuestos y los recortes del gasto público, pactados en 2011 para reducir el abultado déficit, que entrarán en vigor en enero.

El bando republicano trata de mantener las exenciones impositivas generales acordadas durante el gobierno de George W. Bush, las cuales benefician lo mismo a los más ricos que a los que tienen ingresos inferiores a los 250 mil dólares anuales.

Este lunes, funcionarios del gobierno y la oficina de Boehner sostuvieron un encuentro para intentar quebrar el estancamiento pero la oposición no cedió posiciones en espera de una nueva oferta de Obama.

Si no se logra un acuerdo, expertos económicos predicen que la frágil economía del país retornaría a la recesión, se dispararía el desempleo hasta un nueve por ciento y se complicarán los planes de recuperación.

Ambos bandos buscan recortar el déficit de presupuesto en más de cuatro billones de dólares en los próximos 10 años, pero no se ponen de acuerdo en cómo lograr ese objetivo, algo que desde hace meses negocian.

En esencia, Obama insiste en aumentar la tasa de impuesto para el dos por ciento de la población más rica, a lo que se niegan los republicanos, que quieren recortes de gastos en programas sociales como Medicare y Medicaid.

Encuestas de las últimas semanas evidencian que Obama está mejor posesionado entre los estadounidenses, los cuales culparían a la oposición de un fracaso.