Andrés en los Herald de Miami
especiales
El pasado 13 de octubre dijo en El Nuevo Herald que el presidente venezolano, Hugo Chávez, y varios de sus colegas, hicieron un “lavado de cerebro masivo” sobre la enorme conspiración de medios capitalistas contra sus países.
Luego, al interpretar a su manera el pensamiento de Chávez, agregó que además favorecen instaurar “más medios gubernamentales y controles a la prensa para neutralizarla”.
No obstante, Oppenheimer afirma, poniendo en riesgo la seriedad que aún pueda conservar su imagen intelectual, que todo lo anterior es solo “el cuento chino” de la conspiración.
También, que Venezuela, Argentina, Ecuador, Bolivia, Nicaragua y otros países latinoamericanos construyen los mayores imperios mediáticos estatales en toda su historia reciente.
Llega a decir: “Mi opinión: para cualquier lector bien informado, el cuento de la dictadura de los medios capitalistas suena como un chiste”.
¿Qué puede explicar estos desvaríos de Oppenheimer? Quizás ayude citar un solo ejemplo de su verdadero pensamiento.
Con fecha 16 de noviembre de 2011, en el blog Luis Maran, aparece un comentario titulado Las 15 mejores frases de Andrés Oppenheimer, en el Expomanagement 2011, décima versión en México.
Selecciono una de sus curiosas ideas y la pongo en sus labios:
“Estamos obsesionados con nuestra historia (…) constantemente estamos desenterrando muertos. No solo metafóricamente, sino de manera literal. En Venezuela se desenterró a Bolívar, en México paseamos los restos de los héroes de la independencia. Nuestra obsesión con el pasado nos impide ver hacia el futuro.”
Argentina, donde nació el autor de esas palabras, tiene a su Héroe Nacional, José de San Martín, figura venerada por todo latinoamericano decente, a quien algunos, como Oppeinheimer, solo conciben tallado en mármol.
Hace poco quemó sus naves defendiendo por encargo al candidato venezolano Henrique Capriles Radonski y atacando a Hugo Chávez, y antes cuestionó hasta en titulares de sus artículos la posibilidad de un fraude en esos comicios.
Realizadas las elecciones en esa nación suramericana, hasta el mismo Capriles ridiculizó la prédica de Andrés en los Herald de Miami al manifestar en un arranque de franqueza, que no hubo fraude.
Haría falta que Oppeinheimer imitara a su candidato y se atreviera a escribir un análisis sobre la explosiva acusación que hizo el periodista Oscar Corral, en el sentido de que 50 de sus colegas en la Florida eran pagados por Radio Martí para hacer materiales apoyando la postura del Departamento de Estado contra Cuba.
Fue tan sonado el caso, que la jefatura del Herald anunció la separación de su plantilla de varios reporteros, aunque “de mentiritas”, porque después algunos regresaron al trabajo.
La relatora especial de la ONU sobre la independencia de jueces y abogados, Gabriela Knaul, expresó oficialmente su inquietud por la falta de transparencia legal y de procedimientos en los juicios contra los cinco cubanos antiterroristas detenidos desde hace más de una década.
Si Oppenheimer se atreviese a escribir el análisis sugerido, y alcanzara no menos de tres puntos de calificación, entonces quizás sus artículos y frases podrían ser leídas con varias onzas más de credibilidad.
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