¿Adiós a David Rivera?

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¿Adiós a David Rivera?
Fecha de publicación: 
12 Octubre 2012
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Uno de los políticos más cuestionados en Estados Unidos, el cubanoamericano David Rivera, parece avanzar a buen ritmo hacia el fin de sus días en la Cámara de Representantes.

Ahora se comenta públicamente en Miami que lo acosan dos posibilidades: ser formalmente acusado debido a sus antecedentes delictivos o perder su escaño en las elecciones de noviembre.

Hace poco le descubrieron que con miles de dólares fabricó un contrincante a su rival demócrata, Joe García, en los comicios primarios del 14 de agosto destinados a seleccionar candidatos para los venideros.

La intención de Rivera entonces fue desgastar la imagen de García propiciando un choque entre él y un imaginario aspirante de su mismo partido a ese puesto de la Cámara Baja.

En el 2010, a horas de ocupar su asiento en el Capitolio de Washington, lo investigaba la policía debido a la oscura procedencia de su dinero personal y de campañas.

Se ha distinguido, bajo las órdenes de Ileana Ros-Lehtinen, por ser uno de los más continuos y desbocados enemigos de Cuba. 
  

A fines de septiembre, encuestas realizadas por demócratas y republicanos arrojaron como balance que David Rivera va perdiendo por unos 10 puntos frente a su oponente.

Tres días más tarde, dos periodistas de El Nuevo Herald, Manny García y Marc Caputo, revelaron que el Partido Republicano empieza a seleccionar futuros sustitutos de este congresista.

Según ellos, hasta la persona comprada por él para simular que desde el mismo lado demócrata enfrentaba a Joe García, ahora lo combate y debilita aún más su ya frágil recaudación de fondos.

Citan al asesor político de Rivera, llamado Darío Moreno, profesor de la Universidad Internacional de la Florida, cuando dijo que este afronta una tarea «verdaderamente hercúlea» para mantenerse. 

Basten algunos ejemplos para mostrar hasta dónde ha llegado ese atildado delincuente en su odio a La Habana.

En junio último, la Corte Suprema de Estados Unidos rechazó una demanda que suspendía la disposición del parlamento floridano auspiciada por David Rivera que prohibía financiar viajes académicos hacia Cuba.

La petición fue presentada por varios centros de educación superior de ese estado con el respaldo de la Asociación Americana de Libertades Civiles.

El 22 de julio de 2011, Rivera promovió una enmienda en el Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes, que preside Ros-Lehtinen, dirigida a volver a implantar las restricciones que sufrieron los viajes de cubanoamericanos a su país de origen antes del 19 de enero de 2009 bajo el gobierno de Bush (hijo).

El Comité aprobó la iniciativa de Rivera por 36 votos, incluidos entre estos 13 demócratas, y quedó pendiente de su eventual ratificación por el pleno de ese cuerpo legislativo.

Semanas después, el 18 de agosto, ese mismo congresista presentó un proyecto de ley para sancionar a cubanos que viajaran a su país antes de permanecer cinco años en Estados Unidos.

Su autor declaró a El Nuevo Herald que muchos se amparan en la Ley de Ajuste Cubano, del 2 de noviembre 1966, para trasladarse a la isla «incluso de vacaciones», afirmación que pone aún más en ridículo las versiones sobre quienes huyen de allí y se refugian en Estados Unidos.

Ahora gran parte de la atención se concentra en David Rivera, subalterno de Ileana Ros-Lehtinen y tantas veces noticia por sus toscas maquinaciones contra La Habana.

En Miami cada vez más personas echan mano a la añeja tradición de quitar pétalos a una flor, pero en estos momentos con la pregunta: «se va o no se va», y está venciendo la primera interrogante.
 

 

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