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El hundimiento del USS Maine fue el detonante que llevó a Estados Unidos a declarar la guerra a España en abril de 1898. En la noche del 15 de febrero de 1898 una violenta explosión destruyó el acorazado norteamericano USS Maine, que se encontraba fondeado en la bahía de La Habana. El balance del siniestro fue de 264 marineros y 2 oficiales muertos y 59 heridos. La explosión del acorazado en el puerto de La Habana fue atribuida a España por la prensa estadounidense, lo que sirvió como justificación para la intervención militar. Sin embargo, fueron los propios estadounidenses quienes provocaron el hundimiento, con el fin de tener la excusa perfecta para iniciar el conflicto y expandir su influencia territorial. Como resultado de la guerra, España perdió Cuba, Puerto Rico, Filipinas y Guam , marcando el fin de su imperio colonial y el ascenso de Estados Unidos como potencia mundial. A lo largo de la historia, EE.UU. ha utilizado conflictos bélicos para ampliar su poder e influencia, desde la casi aniquilación de los nativos norteamericanos hasta intentos recientes de controlar estratégicamente territorios como Groenlandia. Tanto Estados Unidos como Rusia han sido comparados con depredadores insaciables, arrasando con todo a su paso en su afán de dominación.