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Quiero comenzar expresando que soy blanco bastante blanco, en el extranjero me han confundido con un checo o un alemán. He vivido más de 10 años fuera de Cuba, y sé lo que son el racismo, y la xenofobia y en general el "odio al otro" significan en otros países. En la URSS no había ni un hebreo en el comité central del PCUS, ni había un mariscal de las repúblicas asiáticas o de las repúblicas del Báltico. En áfrica, las tensiones interétnicos, con niveles de crueldad inimaginables ocurren entre personas de la misma raza negra como lo que ocurrió en Ruanda o el trato que se les da a los pigmeos en algunos países. En la misma Europa, es difícil creer lo que sucedió en la antigua Yugoslavia, entre pueblos que en ocasiones hasta compartían lengua similar e idéntica religión. En la década del treinta Trujillo mataba a todo haitiano que viviera en su territorio. La prueba era muy sencilla, le obligaban a pronunciar "perejil". A la luz de lo que conocemos hoy, más de un dominicano con trastornos de dislexia debe haber sido pasado por las armas ante tan primitivo método de identificación étnica. Legalmente en Cuba no hay racismo, aunque todavía en alguna que otra planilla te piden que digas cual es el color de tu piel. Mas que lo que dice la ley, muchos datos estadísticos hablan de que en la sociedad cubana la raza importa poco. Eso lo indica la elevada proporción de hogares donde conviven personas de diferentes razas y algunas encuestas donde el racismo casi nadie lo menciona como problema preocupante. Yo no soy etnólogo, pero me he atrevido a decir que los cubanos somos, culturalmente, mulatos. Pensemos que a casi todos los cubanos nos gusta la música salsa, muchos blancos practican la religión afrocubana y los blancos cubanos cada día nos parecemos menos a los europeos mientras que los negros cubanos cada día se parecen menos a los africanos. Entre las cosas por las cuales estoy orgulloso de ser cubano es porque hemos creado una nación que recoge lo mejor de las tradiciones europeas y de las tradiciones africanas con el toque de distinción que nos dan nuestras raíces asiáticas y árabes. Sería ingenuo al mismo tiempo pensar que no hay racismo en la sociedad cubana. En algunos casos las causas son muy objetivas: Mi tatarabuelo era pobre, pero al menos contaba con los medios para procurarse un pasaje en el "Marques de Comiche" y venir para Cuba. El abuelo del negro Yayo (uno de los miembros honorarios de mi familia, y que se atreva alguien a ofender a Yayo...) fue un esclavo, sin posesiones y sin derechos civiles de ninguna índole. La mayoría de los cubanos que emigraron en los años 60 fueron blancos y sus familiares en Cuba se han visto beneficiados por sus remesas, por lo que los cubanos negros están en desventaja. Otras razones son de índole psicológica. Está en la naturaleza humana la tendencia a despreciar al extraño. Eso le sucede tanto a los blancos como a los negros. Siglos de propaganda oficial mostrando por todos los medios posibles, desde los más abiertos hasta los más velados que si mides 2 metros eres rubio y de ojos azules eres un ser superior y ser negrito te hace próximo a los monos, no se borra en una década. Manifestaciones de racismo existen, desgraciadamente, muchas: Colegas nuestros de la raza negra que la policía los detiene para pedirles el carnet, o amigos negros que injustamente se les causo de un hurto que ocurrió en una beca. Como me dijera un negro amigo mío:"Cuesta mucho trabajo lograr que te tomen en serio". Son hechos aislados, pero existen y eso no debiera ocurrir. Pero, sinceramente, lo que más me preocupa es la manera en que se tratara de resolver ese problema. Mi convicción es que eso se resuelve con más cultura y con más educación, y no por decreto. En Sudáfrica hay cuotas en las universidades, en algunas, el 80% es para los negros. Existen becas para negros, y muchos blancos hoy se ven obligados a trabajar muy duro para poder pagar sus estudios en una universidad, cosa que no tienen que hacer los negros. En Estados Unidos impusieron leyes, y el resultado es que los negros han ganado más derechos, pero la sociedad permanece más dividida. Considero que si lo hacemos por decreto, el resultado será no la eliminación de los reductos de racismo que quedan en nuestra sociedad, sino, al contrario, será la aparición de un racismo amparado por leyes. Me preocupa que este punto de vista no lo comparen algunos intelectuales negros en nuestro país. Pero no veo otro camino. Me parece que si imponen leyes para defender a los negros contra la discriminación, yo dejare de tener a Yayo, Kindelán y Nibaldo entre los miembros de mi familia. El profesor Bell dejara de ser mi amigo entrañable, y posiblemente Keibel perdería el derecho a pertenecer al equipo de los "Espectaculares morenos del Caribe"
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