La lectura moldea el cerebro y lo estimula
especiales
Un verdadero amante de los libros se puede reconocer por la anatomía del cerebro: la lectura es capaz de modelar dos regiones del hemisferio izquierdo, relacionadas respectivamente con la comprensión de los significados y de los sonidos.
Así lo demuestra un estudio publicado en la revista Neuroimage por Mikael Roll, profesor de fonética de la Universidad de Lund en Suecia.
Al examinar las resonancias magnéticas de más de mil personas de entre 22 y 35 años, Roll descubrió que los hábitos de lectura se reflejan en algunos rasgos anatómicos del cerebro.
La lectura afecta especialmente a dos regiones del hemisferio izquierdo.
La primera es la parte anterior del lóbulo temporal, que ayuda a asociar y categorizar diferentes tipos de información significativa: para comprender el significado de una palabra como pierna, por ejemplo, esta región del cerebro asocia la información visual, sensorial y motora que Comunica la apariencia, sensación y movimiento de las piernas.
La otra región del cerebro afectada es la circunvolución de Heschl, una circunvolución del lóbulo temporal superior que alberga la corteza auditiva: una mejor capacidad de lectura se asocia con una parte anterior más grande del lóbulo temporal en el hemisferio izquierdo que en el derecho.
Esto se debe a que leer no es solo una tarea visual: para asociar letras con sonidos del idioma, primero debes ser consciente de los sonidos del idioma.
Esta conciencia fonológica es un precursor bien conocido del desarrollo de la lectura en los niños: de hecho, una circunvolución de Heschl izquierda más delgada se ha asociado con la dislexia que conduce a dificultades en la lectura.
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