USA: Estrujada imagen de un imperio

Una experiencia que arroja el coronavirus en Estados Unidos es la caída de una tradicional escenografía y de la salida a escena de un rostro más feo del Tío Sam.

Demuestra la paradoja de que mientras Washington proyecta  gastos militares por unos 800 000 millones de dólares, en hospitales no hay suficientes kits  para prevenir consecuencias de la epidemia.

A la vez que se calculan por ahora unos 10 millones de personas sin trabajo.

Mientras, pululan el miedo y la incertidumbre entre millones de sus habitantes.

Irrumpe así la sensible debilidad en la atención médica de carácter público en ese país.

El caos propicia un ambiente favorable al aumento del consumo ilegal de drogas y al incremento a granel de pandillas juveniles y bandas neonazis.

Sin embargo,  Washington se erige fiscal de la libertad en el mundo,  moviliza buques con fines bélicos cercanos a Venezuela y recrudece el bloqueo contra Cuba.

Estados Unidos pasa de esta manera de ser un paraíso artificial inflado por su propaganda, y pendiente de recomponer su etapa post Covid-19.

He ahí la imagen que va arrastrando el Gobierno de los Estados Unidos de cara a su pueblo y al mundo.

Además, se trata de un año electoral donde Trump echa mano a todo para colocar la situación a su favor.

Y presentarse cínicamente como el gran salvador de la tragedia que él mismo no quiso prever.