Quienes fuimos a la Universidad de La Habana
especiales
Este viernes nos reunimos en la escalinata de la Universidad de La Habana jóvenes universitarios de Cuba y otras nacionalidades, también profesores, gente de disímiles procedencias de la capital, pero sensibilizada contra las injusticias. El clamor, la reflexión, el canto y la poesía de esa tarde fueron por el pueblo palestino y la suerte de los estudiantes reprimidos en universidades estadounidenses por denunciar la complicidad de su gobierno en el genocidio en Gaza.
Si me preguntan, yo digo que la concentración, de varios cientos de personas, fue emotiva. Vi varios ojos humedecerse; escuché las voces casi afónicas de quienes gritaban y gritaban de indignación por la impunidad del gobierno israelí; presencié banderas siendo ondeadas con ímpetu desde las escaleras y muros laterales de la escalinata; y vi cómo los aplausos de apoyo a las denuncias muchas veces brotaban de los corazones. A mucha gente se le erizó la piel. A un grupito de jóvenes le oí corear unos versitos que decían: “Desde Playa hasta Marianao / Joe Biden es un…”.
Pero no por emotivo el encuentro careció de su lado racional. Las reacciones emocionales contra las toneladas de bombas que han apagado la vida de seres inocentes no sustituyeron el análisis objetivo de por qué se ha llegado a esta situación vergonzosa.
La concentración en la Universidad de La Habana sirvió para explicar, una vez más, lo genocida de la política del Estado de Israel, sostenida por décadas contra el pueblo palestino y que en los últimos meses ha devenido un exterminio humano en Gaza. Se denunció, además, la complicidad del gobierno estadounidense, cuyo veto en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas ha impedido sistemáticamente un alivio para la población civil en ese territorio.
La nefasta actitud de las autoridades políticas y policiales contra los estudiantes que desde disímiles universidades de Estados Unidos se han proclamado a favor de la causa palestina también fue condenada desde la Alma Mater habanera. ¡Qué ironía que en el país donde más se habla de democracia y libertad sus propios universitarios estén recibiendo un tratamiento tan hostil! Poco a poco se irán viendo las consecuencias para la sociedad estadounidense y a nivel internacional de los episodios de represión estudiantil de estos últimos días.
Quienes fuimos a la Universidad de La Habana este viernes estamos del lado de los jóvenes norteamericanos que se han propuesto desafiar a las fuerzas del imperialismo desde sus propias entrañas. Quienes estuvimos allí coincidimos, al igual que miles de cubanos, en que lo del Estado de Israel contra el pueblo palestino no es una guerra, sino un genocidio en pleno siglo XXI.
Fue alentador presenciar cómo, en medio de tanto caos, no son pocos los jóvenes que se proclaman del lado de las causas justas, pues las sienten y las entienden. La tarde cerró con un “Di que no” (la canción antiguerra popularizada en 2004) al genocidio. Para mi sorpresa, hasta quienes eran muy pequeños en aquella época hicieron suya la letra.
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