¿Qué sería del deporte estadounidense sin los emigrantes, los aborígenes, los negros y los mestizos?
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Sin seres como los protagonistas de este escrito, el deporte de Estados Unidos sería muchísimo menos potente, a pesar de su desarrollo que le permite masividad, alimentación superior y un gran avance científico técnico en el ámbito de la cultura física. No son excepciones.
El mejor clavadista de todos los tiempos, Greg Louganis, conquistador de las medallas de oro en plataforma y trampolín en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1984 y Seúl 1988, aunque sufrió lesiones graves, y enfermedades incluso durante las competencias. El boicot de su país a Moscó 1980 le birló otros dos cetros: era el uno del planeta en su especialidad. Subtitular en la plataforma de Montreal 1976 a pesar de la mononucleosis y una laceración de cuidado; cinco doradas en los Mundiales y seis panamericanas. Greg nació en cuna pobre californiana, el 29 de enero de 1960, de padre samoano y madre de origen europeo, establecidos en EE.UU. Fue adoptado por la familia Louganis, de San Diego, dedicada a la pesca, que lo guió desde niño hacia la cultura física.
Johnny Weissmuller, el más brillante nadador de su época, el primer ser humano que bajo del minuto en los cien metros en la piscina (58.6, Alameda, 9 de julio de 1922), ganador de cinco coronas olímpicas (París 1924 y Ámsterdam 1928), nació el dos de junio de 1904 en Freidorf, territorio perteneciente al imperio Austro-Húngaro. Sus familiares emigraron a Estados Unidos en busca de una vida más holgada y lo trajeron cuando tenía tres años. Lo atacó la poliomielitis y venció sus huellas al nadar cotidianamente en los lagos.
Trabajaba de caballerizo en el Illinois Athletic Club cuando, un día, al terminar su labor, creyó que nadie lo miraba y se zambulló en la alberca de aquella institución privada para gente como él. El entrenador William Bachrach estaba allí y al verlo nadar pensó: lo hace mejor que todos los caballeritos a quienes enseño. Y del dicho al hecho. Lo condujo a la gloria, manchada al ser el Tarzán más popular (al avejentarse, Jim de la Selva) en películas para denigrar al pueblo africano y adormecer conciencias. Falleció en Acapulco el 20 de enero de 1984.
El aborigen Jim Thorpe fue seleccionado el más completo deportista del orbe en los primeros 50 años del siglo XX por una encuesta internacional de expertos. Fue mucho más: puede considerarse como uno de los más grandes atletas que han existido. Y es uno de los que más han sido golpeados por la injusticia. Según diversas investigaciones, entre ellas la del cubano José Elías Bermúdez, "James Frances Thorpe, de nombre indio Wa-to-Huck (Sendero Luminoso) nació en 1888 en la reserva de Shawnee, en Oklahoma, en la tribu donde su abuelo fue el legendario jefe Sioux Águila Negra…".
Según el citado investigador: "Desde 1907 demostró una espectacular facilidad para el deporte y en 1911 se convirtió en el mejor jugador de su tiempo en fútbol americano; sobresalió en atletismo, béisbol, lacrosse, baloncesto, hockey sobre hielo, natación, boxeo, tenis de campo, y tiro con arco…". Estocolmo 1912 fue su Olimpiada: se impuso en decatlón y pentatlón con marcas increíbles para la época. El rey Gustavo Adolfo le manifestó: “Usted es el más maravilloso deportista que han visto los siglos”. Pero a Senda Luminosa le cortaton la luz.
Su victoria sobre contendientes nacidos en preciosas cunas y el haberse casado con una blanca, decretaron su desgracia. En su propia delegación, los elementos peores batallaron contra él. Tuvieron un cómplice en el reaccionario periodista Charles Kiensey: encontró que el as había cobrado un viático de 70 dólares a un equipo semiprofesional de béisbol de Carolina del Norte. Su propio Comité Olímpico propuso arrebatarle las medallas. El Comité Olímpico Internacional (COI) lo aprobó. Loa subcampeones se negaron a recibir los galardones máximos: el noruego Bie y el sueco Wielander. Las protestas de la víctima, de muchas personalidades, de la afición en general, fueron desoídas.
Desde entonces, en medio de enorme tristeza, Thorpe se dedicó al profesionalismo futbolístico, disciplina en la cual refulgió, y actuó en las Grandes Ligas de la pelota yanqui. Murió el 23 de marzo de 1956 fustigado por penurias económicas y sin dejar de exigir la devolución de lo robado. En un sencillo acto efectuado en 1982, los funcionarios del COI devolvieron los premios a los familiares de Jim Thorpe, lo que reconoce la injusticia cometida. Sin embargo, se informó que el informe oficial de la competencia no sería modificado. ¡Caraj…!, esa gente ni siquiera se lavó bien las manos.
Hay gentuza que quisiera poder hacer algo parecido a Carl Lewis Este estadounidense es el mejor atleta del mundo en el pasado siglo con una cosecha olímpica de 9 de oro (7 individuales) y una de plata y es el mejor saltador largo de todos los tiempos con cuatros coronas consecutivas en la fiesta rescatada para todos por Coubertin: Los Ángeles 1984 (8,51), Seúl 1988 (8.72), Barcelona (8.67) y Atlanta1996 (8,50). Ah, es negro y ese color les molesta a no pocos funcionarios y aun a otras personas educadas por el sistema en ese prejuicio maldito. Añado, la mujer más veloz de todas las etapas: Florence Griffith (Usa): 10.54 y 21.34 en Seúl 1988, es negra.
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