Nayib Bukele, ¿el salvador?

Solamente 41 años de edad tiene el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, y, con altas y bajas, su perfil cumple perfectamente con la premisa revolucionaria del ser joven. Claro, tiene tanto adeptos como opositores, es normal, no puede ser de otra forma, pero lo que no le podemos negar es que desde hace tres años y ocho meses, al frente de ese país, intenta acabar con la lacra salvadoreña y enrumbar hacia una mejor economía buscando alianzas, probando nuevas formas.

Que no le sale bien todas las veces, claro. Es difícil. Terminar con la violencia tan grande de la nación que preside, es una epopeya, casi una utopía. Estamos hablando de El Salvador, un país muy pequeño que sorprende por ser uno de los más peligrosos de la región, por eso una de sus promesas de campaña fue limpiar las calles y hacerlas más seguras.

¿Será que los países del tercer mundo no tienen derecho de salir de ese círculo caótico de violencia y pobreza? Me pregunto muchas veces cómo una persona, con un equipo limitado, puede hacer que desaparezcan los revoltosos. Me parece que la fórmula es levantando la economía para que las riquezas se repartan y no tengan la “necesidad” de delinquir, pero no es un tema que se pueda resolver de la noche a la mañana, y, además, en no pocas ocasiones el hecho delictivo no es por cuatro pesos.

No obstante, sucede que a unas naciones les cuesta crecer más que a otras porque tienen una base deprimida, porque no son mercados confiables, porque simplemente no tienen cómo impulsar los motores económicos. También sucede que se desvían los fondos porque muchas veces los inversores son las grandes empresas mundiales que tienen presencia, pero se llevan los recaudos, y la circulación local es limitada. Es un asunto complejo.

Para El Salvador las estrategias deben ir de la mano. Tanto impulsar el crecimiento financiero como acabar con el crimen organizado. Por ello, hace diez meses Bukele instauró un estado de excepción para hacer lo que por ahora tiene a mano, que es barrer la suciedad y encarcelar a los pandilleros que, parece, se podían encontrar cada dos por tres. Digo esto porque de acuerdo con los informes han sido ya 64 mil de ellos detenidos. Y circulan fotos y videos de filas enormes de hombres con mala cara, que, de verdad, dan miedo.

Fotografía tomada de https://diario-digital.com

El tratamiento a la tarea de limpieza ha sido cuestionado y denunciado en las altas esferas. Refieren que se les ha ido la mano a las fuerzas policiales, que han sido arbitrarias algunas medidas represivas. Igualmente refieren dudosas las condiciones de confinamiento, y que, incluso, han apresado a inocentes. Esto es completamente reprochable y se deberá revisar y ser más rigurosos. Lo que sí no se puede negar es la opinión pública sobre la gestión de Bukele porque encerrar a miles de delincuentes, evidentemente se tiene que notar, las ciudades tienen que sentirse más seguras, y eso, más otras iniciativas, dan como resultado un crecimiento, aún incipiente, con perspectiva de avanzar.

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Sobre el régimen de excepción el ministro de Seguridad, Gustavo Villatoro, aseguró recientemente, ante la Asamblea Legislativa, que se mantendrá hasta que sea capturado el último terrorista. Mientras, la oposición niega la medida porque creen que su implementación violenta los derechos humanos, y encubre que el Ejecutivo carece de un plan integral de seguridad a largo plazo.

Mientras algunos consideran a Bukele como poco respetuoso de los derechos humanos otros afirman que solo hasta este momento El Salvador logró ser un lugar seguro, e, incluso, su método resulta atractivo para otros destinos como Haití y Honduras, con males similares. No obstante de los reproches, las estadísticas reflejan que gracias a las disposiciones adoptadas el país vive un ambiente tranquilo, han disminuido considerablemente los homicidios, e, incluso, aumentó el turismo y abrieron nuevos negocios.

Por el momento El Salvador es el país con la mayor tasa de población penitenciaria del mundo; y de acuerdo con una encuesta de la Unidad de Investigación de La Prensa Gráfica (LPG Datos), con tan solo tres meses de instaurado el estado de excepción, la gestión de Bukele como presidente ya era aprobada por el 87 % de su pueblo. Además, para finales del año 2022 fue el mandatario mejor evaluado de América Latina por su administración, según la firma investigadora CID Gallup.

De manera general entre los fracasos que más le atribuyen están los relacionados con el bitcoin. Por otra parte, sus logros tienen que ver con la seguridad ciudadana, las acciones para reducir la inflación y fortalecer la economía, tanto como para mejorar la educación pública, y en otros sectores fundamentales como la agricultura, el esparcimiento, y la salud.

Sin embargo, Bukele deberá prestar más atención a la crítica. Mejorar las condiciones en los establecimientos carcelarios, donde los presos viven hacinados. También le corresponderá ser más previsor y estudiar cuáles son los verdaderos motivos para que los salvadoreños se unan a bandas criminales. Solo identificando el problema de raíz conseguirá encontrar soluciones que se mantengan en el tiempo.