Girón, un costo simbólico sin precedentes
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Foto tomada de internet. Fidel Castro dirigió la respuesta ante la agresión por playa Larga y playa Girón.
Aunque peinar las zonas aledañas a los combates tomó varios días más, para el 19 de abril el intento de invasión iniciado menos de 72 horas antes por Bahía de Cochinos estaba, en lo fundamental, derrotado. Era 1961. La Revolución Cubana había triunfado 27 meses atrás y las transformaciones impulsadas chocaban, cada vez más, con la hegemonía que los círculos de poder estadounidenses estaban acostumbrados a ejercer en este hemisferio.
Por ello, la primera administración de la Casa Blanca que coincidió temporalmente con el Gobierno Revolucionario apostó por una invasión. El republicano Dwight D. Eisenhower fue el presidente bajo cuyo mandato se elaboraron los planes iniciales. Este había protagonizado el desembarco del bando aliado en Normandía en 1944, durante la Segunda Guerra Mundial, por lo que poseía singular experiencia en estas lides. Mas no fue quien ejecutó el proyecto invasor contra Cuba.
Correspondió a su sucesor, el demócrata John F. Kennedy, llevarlos a cabo. El nuevo mandatario intentó atenuar la visibilidad de la participación de las agencias gubernamentales. No autorizó a las tropas estadounidenses a entrar frontalmente en combate. Aun así, las evidencias históricas no dejan margen a las dudas de que Estados Unidos fue el artífice del intento de invasión a Cuba por Bahía de Cochinos, para lo que empleó a exiliados como caras visibles.
El entramado político en torno a la invasión no fue sencillo. El relato divulgado para su legitimación consistió en presentar las acciones como protagonizadas por patriotas cubanos, opuestos a la implantación de un régimen comunista en la Mayor de las Antillas. Sin embargo, si bien entre los invasores hubo luchadores contra Batista que después no apoyaron la radicalización del proceso, predominaban el mercenarismo y los intereses de restaurar el status quo prerrevolucionario.
Foto tomada de internet. En menos de 72 horas fue derrotado el grueso de la denominada Brigada 2506, cara visible de la invasión imperialista a Cuba.
A pesar de toda la maquinaria logística, diplomática, mediática, de inteligencia y estratégica puesta por el gobierno norteño en función de aquella agresión contra la soberanía nacional, al día de hoy, paradójicamente, todavía se escuchan reproches a Kennedy por no autorizar a las fuerzas estadounidenses a entrar más directamente en la batalla para revertir la tendente victoria de las fuerzas revolucionarias.
El triunfo no fue fácil y costó varias vidas; pero impidió la formación de un gobierno provisional bajos los auspicios de Estados Unidos y una eventual intervención de ese país. La Revolución salió más fortalecida de Playa Larga y Playa Girón. Mientras, el imperialismo norteamericano sufrió un costo simbólico sin precedentes en América Latina.
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Profe Garret
Juana La Cubana
Dora Cantoral
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