EE.UU.: Sopa tóxica: Agua que no debes beber

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EE.UU.: Sopa tóxica: Agua que no debes beber
Fecha de publicación: 
14 Julio 2022
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Una nueva crisis de agua potable afecta al país más rico del mundo. Foto. BBC

Algunos lectores quizás recuerden aquella situación que vivió San Juan, la capital puertorriqueña, en la que el agua era tan mala no se podía beber, lo cual se mantuvo durante mucho tiempo y que hoy revive por la negligencia de las autoridades locales y el Estado “protector” norteamericano.

Pero en la propia madriguera del Imperio la situación no es mucho mejor, porque entes locales han reconocido que 110 millones de sus habitantes, la tercera parte de la población, han bebido y siguen bebiendo agua contaminada, gracias al abandono del aparato estatal, que se remonta a la época de la explotación minera incontrolable.

Ya desde hace rato filmes norteamericanos con algún sentido progresista, interpretados indistintamente por John Travolta, Leonardo DiCaprio y Johnny Depp, entre otros artistas de buen nivel, trataron de diversa manera tal situación, de alguna manera local, provocada por elementos inescrupulosos, con algunas que otras compensaciones a familias donde habían perecido niños y personas mayores, además de que algunos otros sobrevivientes presentaron enfermedades como el cáncer.

La situación se vuelve a agravar, cuando medios como los angelinos La Opinión y El Diario y nacionales de algún nivel como The Washington Post y The New York Times, se han hecho eco de la persistencia y el aumento de este daño al ser humano.
Ello se hace más visible en verano, debido a que el “extraño sabor del agua” no puede ser obviado y entes de derechos humanos han exigido una explicación que muchos conocen y no dicen.

Microsoft News y EFE coinciden en señalar que el problema se ha hecho tan visible que el Departamento de Defensa informó sobre pruebas al agua potable cerca de las bases en los estados de Washington, Pensilvania, Florida y Michigan, donde se encontraron niveles de químicos muy por encima del umbral de salud establecido por la Agencia de Protección Ambiental (EPA).

Esas sustancias consideradas tóxicas son perfluoroalquilo y polifluoroalquilo (PFAS), pero EPA, inexplicablemente, no ha reportado que sea inseguro beber esa agua, según un reporte de la televisora KTLA en California, y se trata de hacer creer que el sabor y hasta mal olor terroso y mohoso de debe al crecimiento de algas en lagos, ríos y presas.

Las autoridades afirmaron que el agua es “segura para beber” y que incluso “no había necesidad de hervirla”, pero muchos conocen que los PFAS han sido relacionados con problemas de salud, como el cáncer de riñón y testicular y el daño hepático.
Pero el Departamento de Defensa no ha hecho nada al respecto, un tema que ha preocupado, ya que a las sustancias mencionadas se les conoce como “sustancias químicas permanentes”, es decir, que se acumulan en el cuerpo humano y el medio ambiente en lugar de descomponerse con el tiempo.

La EPA ha dicho que los niveles de esas sustancias no deben exceder las 70 partes por trillón, pero en los estados mencionados particularmente las pruebas al líquido mostraron niveles más altos, como 130 partes por trillón en el de Washington.

LEJOS DE LA REALIDAD

Y aunque Estados Unidos aprobó hace 50 años la Ley de Agua Limpia con el objetivo de garantizar agua "apta para la pesca y para nadar" en el país, el propósito está muy lejos de alcanzarse, porque muchos lagos y ríos de EE.UU. están demasiado contaminados.

Asocciated Press recuerda que antes, cada año, millones de visitantes se sentían atraídos por las aguas cristalinas con el telón de fondo de las montañas Adirondack, o el lago neoyorquino George, apodado la Reina de los Lagos Americanos, y otros emblemáticos de Estados Unidos. Eran lugares donde las familias acudían habitualmente para pescar, navegar, bañarse o acampar y disfrutar de la naturaleza.

Sin embargo, un nuevo informe del Environmental Integrity Project (EIP) - una organización sin fines de lucro con 20 años de antigüedad- admitió que la mayoría de las leyes contra la contaminación no se cumplen, y mostró que lugares como el lago George y el 51% de las vías fluviales están gravemente dañadas por la contaminación.

O sea, no se cumplen con los estándares para la pesca, la natación o la vida acuática, y EIP señaló que se le debe mucho “a nuestros hijos y las generaciones futuras” y, como ejemplo, apuntó que "California es el tercer estado en contar con más kilómetros de aguas contaminadas para el consumo de pescado”.

Los tanques sépticos están envejeciendo y fallando, y lo que está sucediendo es que están filtrando contaminantes en el agua subterránea y luego a los lagos. De la misma forma, tormentas cada vez más intensas, producto del cambio climático, transportan materiales como petróleo, sal para carreteras y fertilizantes, hasta que las cristalinas aguas se convierten en verdeazuladas.

California, Florida, Indiana, Oregón, Carolina del Sur... todos ellos cuentan con desdeñables “menciones de honor” respecto a la mala calidad del agua, ya sea por su deterioro para ser potable o que no permite la natación ni la diversión en las aguas ante su palpable menoscabo.

Uno de los problemas ante esta situación es que la EPA no tiene pautas estándar sobre cómo los estados deben registrar e informar acerca de sus datos sobre la contaminación en el agua. Y las agencias ambientales estatales tampoco cuentan con suficiente personal para realizar las pruebas adecuadas en los períodos estipulados por ley. La consecuencia es que el 73% de los ríos y arroyos no se han analizado durante el ciclo más reciente, junto con el 49% de la superficie de los lagos y el 24% de las áreas de la bahía.

PRINCIPALES CONTAMINANTES

Según EIP, la mayor fuente de contaminación del agua proviene de la agricultura animal. Las prácticas de la industria ganadera pasan por tirar los desechos de forma inadecuada, ya que el exceso de fertilizante y estiércol en arroyos y ríos puede causar enfermedades extremas en humanos y animales. Huelga decir que los pesticidas también afectan en gran medida las vías fluviales cercanas.

Es revelador que, según este organismo, llevaría hasta 700 años lograr la restauración completa de los cuerpos de agua.

Es más, la mencionada cifra de 110 millones de norteamericanos que están contaminados de una u otra manera, se estima es menor a la real, dice Reuters, ya que es casi imposible evitarlo, debido a que las sustancias químicas se utilizan en productos como el teflón y en la espuma para combatir incendios y otros productos y procesos industriales, y su sustitución también plantea riesgos.

De las muestras de agua de la pluma o la llave o el grifo de 44 lugares, en 31 estados y en la capital del país, Washington D.C., tan sólo un lugar, Meridian, en Mississippi, que cuenta con pozos de 215 metros de profundidad, no tenía contaminación.

Ya en el anterior gobierno de Donald Trump se trató de evitar que este tipo de informe sea conocido, cuestión que sí alentó Barack Obama en su momento, en tanto todavía se elude el quid de la cuestión: el legado de la Industria minera, siempre intocable.

Repito: la contaminación es el legado de la industria minera tal como se le permitió operar en el país durante más de un siglo. Empresas que excavaban en busca de plata, plomo, oro y otros minerales podían abandonarlas cuando dejaban de ser rentables, dejando el agua que aún se filtra de las minas o es tratada con fondos de los contribuyentes.

A partir de pedidos de archivos públicos y a investigadores independientes, se examinó 43 sitios de minería bajo supervisión federal, algunos de los cuales contienen decenas o incluso cientos de minas individuales. Se encontraron siete compuestos químicos, pero no se mencionó los daños que causan. Ello señala el ambiente de desconocimiento al respecto que vive el pueblo norteamericano, la tercera parte del cual está en peligro a causa de esa sopa tóxica. 

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