VOCABLOS: Jitanjáfora (+poesía)
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Imagen tomada de https://es.wikipedia.org
Cada día la Real Academia Española (RAE) publica en sus redes sociales una palabra inusual, aclara dudas, sugiere lecturas y la consulta de diccionarios; promueve el buen uso de nuestro idioma a través de diversas iniciativas.
Así fue como conocí este término, jitanjáfora, que además, es de origen cubano, lo cual me sorprende y llena de orgullo.
Primero, el significado como lo contempla la RAE: f. Texto carente de sentido cuyo valor estético se basa en la sonoridad y en el poder evocador de las palabras, reales o inventadas, que lo componen.
Jitanjáfora es una palabra inventada por el poeta Mariano Brull (Camagüey, 1891-1956) y que incluyó en los siguientes versos:
Filiflama alabe cundre
ala olalúnea alífera
alveola jitanjáfora
liris salumba salífera
Olivia oleo olorife
alalai cánfora sandra
milingítara girófora
zumbra ulalindre calandra.
Como se aprecia, son todas palabras que no existen. En 1929 Mariano Brull concibió esta poesía que no tiene significado, pero está repleta de sonidos, de musicalidad. Por ello, más tarde el escritor y académico mexicano Alfonso Reyes (1889-1959) promovió el empleó de este vocablo para explicar la jerigonza sin ton ni son que destaca, esencialmente, por su fonética.
En otro ámbito no prosperaría, pero en el arte hay licencia para todo. Es por eso que escritores y compositores a veces improvisan palabras de acuerdo a cómo suena en su conjunto.
Mariano Brull fue también abogado y diplomático. Como escritor es reconocido por su aporte a la llamada poesía pura latinoamericana.
A su disposición una breve muestra de su obra:
Rompo una rosa y no te encuentro
Rompo una rosa y no te encuentro.
Al viento, así, columnas deshojadas,
palacio de la rosa en ruinas.
Ahora —rosa imposible— empiezas:
por agujas de aire entretejida
al mar de la delicia intacta,
donde todas las rosas
—antes que rosas—
belleza son sin cárcel de belleza.
Nada más que
¿Qué voz nueva, inesperada,
dirá lo que aún no me dije,
y está en mí, sin mí, diciendo
lo que, al callarse, desdice?
¿Por qué inmolarse en palabra
muda, y émula de altura,
que cuando enmudece niega
lo antedicho sólo al cielo?
¿Hay que cavar en el aire
hasta el silencio primero,
hasta llegar a la luz
que tuvo el mundo en su estreno?
¿Y hay que volver a callar
lo que nunca fuera dicho,
para que muera en su ser
la muerte de otra manera?
Desnudo
Su cuerpo resonaba en el espejo
vertebrado en imágenes distantes:
uno y múltiple, espeso, de reflejo
reverso ahora de inmediato antes.
Entraba de anterior huida al dejo
de sí mismo, en retornos palpitantes,
retenido, disperso, al entrecejo
de dos voces, dos ojos, dos instantes.
Toda su asencia estaba —en su presencia—
dilatada hasta el próximo asidero
del comienzo inminente de otra ausencia:
rumbo intacto de espacio sin sendero
al inmóvil azar de su querencia,
¡estatua de su cuerpo venidero!
Víspera
Al caos me asomo…
El caos y yo
por no ser uno
no somos dos.
Vida de nadie,
de nada… —No:
entre dos vidas
viviendo en dos,
víspera única
de doble hoy.
Muere en la máscara
quien la miró,
yo —por dos vidas—
me muero en dos…
Verde halago
Por el verde, verde
verdería de verde mar
Rr con Rr.
Viernes, vírgula, virgen
enano verde
verdularia cantárida
Rr con Rr.
Verdor y verdín
verdumbre y verdura
verde, doble verde
de col y lechuga.
Rr con Rr
en mi verde limón
pájara verde.
Por el verde, verde
verdehalago húmedo
extiéndome. —Extiéndete.
Vengo del Mundodolido
y en Verdehalago me estoy.
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