Ecuador: De crisis en crisis

Ecuador no ha dejado de ser centro de las principales noticias en el acontecer internacional, a causa de las continuadas crisis provocadas por el deficiente accionar de su actual mandatario, Daniel Noboa, quien aspira a seguir en el puesto que estará en juego en febrero del 2025.

Las encuestas revelan que, a pesar de sus fallidas políticas, está en el segundo lugar de la preferencia nacional que, de cumplirse, pasaría a segunda vuelta o balotaje, algo que la derecha ha aprovechado en anteriores y recientes comicios, debido a las diferencias del favorito correísmo y el movimiento indígena.

Esto ya fue abordado en un reciente comentario en este portal, subrayando que el principal beneficiado será nuevamente Noboa, como antes lo fue Guillermo Lasso, toda una enseñanza acerca de la falta de voluntad política de la oposición para ponerse de acuerdo en el subsanamiento de diferencias realmente salvables.

Ello es algo imperdonable en un escenario funesto al que ha llevado Noboa a las nación suramericana.

Toda una amalgama de crisis tras crisis, todas con actual presencia, que ha puesto la vida en vilo a cada ecuatoriano, envuelto en un total desastre desde que Lenín Moreno traicionó a sus compañeros de partido que lo llevaron a la Presidencia y se alió con la derecha corrupta encabezada por el millonario banquero Lasso.

Ahora, con poco más de un año en el poder, Noboa, de una de las familias más ricas de Ecuador, tiene sumido al país en múltiples crisis al mismo tiempo, con decisiones polémicas y un quehacer que no ha podido impedir que la nación esté sacudida por la inseguridad, a pesar de acudir a métodos represivos y permitir la entrada de asesores militares y de inteligencia norteamericanos supuestamente expertos al respecto. 

La violencia del crimen organizado alcanzó niveles alarmantes en Ecuador, convirtiéndolo en el país con la mayor tasa de homicidios de América Latina, con 47,2 por cada 100 000 habitantes. En respuesta, Noboa declaró el conflicto armado interno contra las bandas criminales tras una ola de actos violentos, incluidos motines en varias cárceles y el asalto al canal TC Televisión durante una transmisión en vivo.

Las medidas incluyeron estados de excepción y la militarización de las cárceles, donde han proseguido sangrientos motines; persisten denuncias de violaciones a derechos humanos, como ejecuciones extrajudiciales, y crímenes como extorsiones y asesinatos de autoridades locales y funcionarios.

Recordemos que Noboa ordenó el asalto a la Embajada de México en Quito para capturar a Jorge Glas, exvicepresidente condenado injustamente  por corrupción, quien había recibido asilo del gobierno mexicano. Este hecho desató una crisis diplomática que incluyó la ruptura de relaciones de México, Venezuela y Nicaragua con Ecuador y un litigio en la Corte Internacional de Justicia.

La relación entre Noboa y su vicepresidenta, Verónica Abad, se deterioró desde el inicio de su mandato. Noboa la designó como embajadora en Israel, una decisión que agudizó el conflicto entre ambos. Abad acusó al presidente de ejercer violencia política de género para forzar su dimisión, mientras que Noboa señaló a su hijo por presunta corrupción.

La situación escaló cuando Abad fue suspendida por cinco meses por supuestas ausencias en sus funciones, y Sariha Moya fue nombrada como “vicepresidenta encargada”. Este enfrentamiento ha generado divisiones internas en el gobierno.

A pesar de que Ecuador no es un país bloqueado y es bien visto por Washington y es considerado un país petrolero, la nación está envuelta en una crisis energética, lo cual ha agudizado y agravado la economía nacional.

No conocemos a país alguno que haya sido beneficiado por el Fondo Monetario Internacional sin pagar un alto precio. A pesar de haber recibido más de 4 000 millones de dólares del FMI, la economía cayó en recesión, debido a que Noboa implementó reformas impopulares.

Tal tambaleante manejo de los problemas ha hecho dudar, incluso a quienes, siguiendo el rastro del dinero, le apoyan sobre su capacidad para superar los desafíos y cumplir con las expectativas de los ciudadanos.