De alergias y productos de cosmética

Desde hace tiempo nuestras vidas están invadidas de productos cosméticos de todo tipo, los más reconocidos son los que nos aplicamos para «realzar» nuestra belleza, aunque en esta categoría también se incluyen otros considerados más inofensivos: los dirigidos a la limpieza y el mantenimiento de la piel, ya sea el jabón de baño, la crema de afeitar, el perfume, incluso, el protector solar, que a veces es catalogado como medicamento, pero no, la mayoría son cosméticos.

Sin detenernos a pensarlo un poco, en la rutina diaria incorporamos demasiadas de esas sustancias que creemos saludables para nuestro cuerpo porque, además, huelen delicioso y nos hacen sentir bienestar, y en ello inciden las distintas campañas publicitarias que nos venden cada artículo como la octava maravilla del mercado. Trabajan con nuestras necesidades y emociones, nos cuentan de sus bondades, de efectos milagrosos, y nos esconden, o minimizan, desde los ingredientes hasta sus reacciones adversas y si fue probado o no en humanos o animales.

No es tan divulgado, pero suele ocurrir dermatitis alérgica por contacto con los productos cosméticos. Se trata de un problema dermatológico bastante común y puede afectar a cualquier persona, independientemente de edad, género y condición de salud.

Pero, primero, debemos entender qué es alergia, y qué son los alérgenos. Una reacción alérgica es la respuesta inmunológica exagerada de nuestro organismo ante una sustancia (alérgeno) que, en realidad, no es nociva para todas las personas.

De acuerdo con los especialistas, los alérgenos más frecuentes en la cosmética son las fragancias y los conservantes. Aunque existen otros componentes que pueden inducir alergias, casi siempre son ellos los que provocan en algunos individuos esa reacción de hipersensibilidad, a veces desde el primer contacto, y otras, por sobrexposición.

Desde hace un tiempo, a la industria de la cosmetología también llegó la inserción de ingredientes naturales derivados de las plantas, y eso, quizás, nos hace sentir en confianza por las propiedades medicinales que muchas nos aportan. Sin embargo, no por tener esa condición, dado el caso de que en realidad lo sea, están exentos de presentar alérgenos, y como el resto, deben ser considerados potenciales sensibilizantes.

Algunos estudios refieren que el principal problema de los ingredientes naturales es que en las etiquetas de los productos no se encuentra clasificado de manera correcta, y, por tanto, aquella persona que sí conoce de su padecimiento no logra identificar allí su presencia.

No se trata de un asunto menor. Las alergias son un problema de salud a tener en cuenta. Los expertos recomiendan que debemos ser observadores de las señales de nuestro cuerpo porque la incomodidad que producen las reacciones alérgicas, en ocasiones, es bastante molesta y difícil de diagnosticar y curar.

Lo más aconsejable sería no exponernos a tantos productos porque no hay nada más natural que la ausencia de sustancias industriales, sea cual sea el origen. Sin embargo, es casi imposible no sucumbir ante un perfume, una crema, un labial. Lo importante es estar atento ante cualquier manifestación, y, sobre todo, acudir al médico con el primer síntoma para detectarlo y no empeorar.