Bolsonaro a pique. Ratas que huyen
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Moro defendió el aislamiento social desde su puesto de Justicia, para posteriormente renunciar, y acusar a Bolsonaro de interferencia para evitar que se investigara a familiares corruptos.
Luego de haber aupado al fascista Jair Bolsonaro al poder, pisoteando y poniendo fuera de juego a quienes pudieran oponérsele, los más connotados aliados al mandatario abandonan masivamente una gobernanza que les quema y tratan de aislarlo políticamente, y más cuando por lo menos dos de ellos aspiran a sucederlo antes de los próximos comicios, tal es la situación de crisis que se presenta.
Lo cierto es que Bolsonaro, siguiendo el estilo de su ídolo Trump, salió a las calles con muchos de sus simpatizantes para echar abajo las decisiones del Congreso y de los gobernadores de diversas ideologías de la nación de poner en práctica las medidas de aislamiento recomendadas por la Organización Mundial de la Salud para hacer frente a la peligrosa pandemia de coronavirus, en su variante COVID-19, que ya ha infestado a más de 50 000 brasileños y matado a varios miles.
En cuanto a las gobernaturas, la oposición a Bolsonaro fue encabezada por su hoy ex aliado Joao Doria, de Sao Paulo, un hombre avezado en la política, con ínfulas presidenciales y poder económico suficiente para lograrlo en el nada honesto entramado electoral brasileño.
Todo comenzó con la destitución del titular de Salud, Luis Henrique Mandetta, quien intentó encausar las medidas internacionales para combatir a la pandemia, a lo que siguió el abandono de otros ministros, demostrando que el mandatario carece de apoyo interno unánime.
El que ocupaba la cartera de Economía, Paulo Guedes, dijo que prefería quedarse en casa “como ciudadano”. A continuación, siguió el de Justicia, Sergio Moro, a quien, subrayo, los medios explotan su figura y ayudan a aumentar su popularidad.
Moro defendió el aislamiento social desde su puesto de Justicia, para posteriormente renunciar, y acusar a Bolsonaro de interferencia para evitar que se investigara a familiares corruptos.
Asimismo, trascendió que elementos que han llegado a eliminar a rivales políticos han sido asiduos a la residencia del mandatario, quien ahora puede ser llevado ante los tribunales acusado de estar complicado en varios deltos.
No hay que decir mucho sobre Moro, el hombre preparado durante dos años por la inteligencia norteamericana dentro de Estados Unidos para, desde su puesto de Fiscal, encerrar sin pruebas reales a Luiz Inacio Lula da Silva, con el fin de evitar que este se postulara a la presidencia, y allanarle así el camino a Bolsonaro. Además, respaldó ladinamente acciones que facilitaron la deposición de la presidenta Dilma Rousseff.
En cuanto a Bolsonaro, Folha de Sao Paulo, un diario que le había sido aliado, se burló del presidente por haber llorado ante los interlocutores del Palacio de Planalto que no formaban parte de su círculo más íntimo.
En fin, que, políticamente aislado, el presidente Jair Bolsonaro ha dado muestras de fragilidad emocional en la gestión de la crisis del coronavirus y ha buscado refugio en el sector militar, al que siempre ha privilegiado, para tratar de recuperar el control del Ejecutivo, lo cual ha puesto en alerta a anteriores y nuevos rivales.
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