Belicosidad creciente del Occidente decadente
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La probable elección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos podría significar que la Unión Europea tenga que retirarse del conflicto en Ucrania y asumir gastos militares que hoy los está haciendo Washington, pero no disminuiría la tensión bélica, sino que se trasladarla hacia China y Asia occidental, lo cual mantendría el peligro del fin de la vida en el planeta.
Si por fin Kamala Harris, la elegida de Biden para sucederle, logra ganar la candidatura demócrata y la presidencia, los lobbies de la guerra mantendrían la presión sobre sus socios europeos para que sigan agrediendo a Rusia hasta el último ucraniano.
La histeria y odio contra Rusia ha llevado a que la mayoría de los miembros de la Unión atacaran a su representante de turno que ha intentado zanjar el conflicto, el controvertido primer ministro húngaro, Viktor Orbán, calificado como ultranacionalista, enemigo de las minorías y de los emigrantes, pero que ha ganado cuatro veces consecutivas las elecciones para su cargo de forma impecable, con inmensa mayoría, a pesar de que los denominados socialdemócratas y la ultraderecha se unieron contra él en los más recientes comicios.
Al respecto Orbán señaló que se han desvirtuado sus opiniones sobre las minorías y personas homosexuales y denunció que el multimillonario húngaro George Soros, un enemigo personal, intentó que Hungría admitiera a un millón de refugiados con el fin de favorecer un desastre económico.
El Premier ha enfrentado intentos de sabotaje dentro de la misma Unión Europea por aunar acciones concretas para alcanzar la paz en Ucrania.
Su llamada “Gira por la paz” tuvo cinco paradas que incluyeron Kiev, Moscú, Beijing, Washington y Mar-a-Lago, donde se reunió con Donald Trump. En Washington también se encontró con el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, dado que fue por la intermediación turca que Kiev y Moscú estuvieron muy cerca de firmar un acuerdo de paz, torpedeado secretamente por Estados Unidos.
Durante su gira, también dijo claramente que mientras EE.UU., seguido por la UE, tiene una política de guerra, China sí tiene un plan para la paz.
La represalia europea no se hizo esperar al ser boicoteada una reunión al respecto de la Unión convocada para Budapest y ser sustituida por otra en Bruselas, la sede de la Organización del Tratado del Atlántico Norte.
BUSCAR LA PAZ Y NO LA GUERRA
Lo cierto es que Moscú ha expresado varias veces su disposición a negociar, pero, de una u otra manera Kiev ha demostrado lo contrario y pide más dinero y armas modernas a Occidente, que ahora le facilitará aviones de combate, agravando la situación.
Ello hace que sea importante la misión de Orbán y su defensa de la propuesta china aceptada por Rusia y rechazada por Estados Unidos, basada en los principios de la Iniciativa Global de Seguridad (IGS), un documento que plantea al mundo una propuesta de seguridad global que busca la paz antes que la guerra, y dice que la situación del mundo actual se debe a que hay déficits de paz, desarrollo, seguridad y gobernanza global. Asimismo, los intentos de solucionarlos no van a la raíz de los problemas. La IGS plantea seis compromisos para todos los Estados que se pueden agrupar en cuatro principios básicos.
Los países deben comprometerse a una visión de seguridad común, comprehensiva, cooperativa y sustentable. Esto significa acordar que existe una sola seguridad que incluya los intereses de todos y respete las preocupaciones de seguridad de cada nación.
Segundo, la IGS plantea una visión holística de seguridad que incluye aspectos tradicionales (militares) y no tradicionales como terrorismo, cambio climático, ciberseguridad, bioseguridad, etc. Ambos se encuentran entrelazados.
Tampoco distingue entre seguridad individual y colectiva ni entre seguridad y desarrollo. La inclusión del desarrollo en el concepto de seguridad fue una doctrina de seguridad nacional muy común, desde mediados del siglo XX, en muchos países del entonces llamado tercer mundo. Con la IGS, China está llevando la doctrina a un nivel internacional.
En tercer lugar sobresale el compromiso con la soberanía e integridad territorial de todos los países, así como la no interferencia en asuntos internos. Estos son probablemente los dos valores fundamentales en las relaciones internacionales para China.
En el cuarto punto destaca el compromiso con la Carta de la ONU. El mundo debe aspirar a un objetivo de seguridad común y universal. Para esto, la arquitectura de la ONU es clave.
Sin embargo, este punto ha sido utilizado por Occidente para atacar a países que no se alineen con él, como sucede con Cuba y Palestina. Lo cierto es que la ONU se fundó sobre valores muy importantes para la paz. Lo que están diciendo los chinos es que es momento de hacer esos valores realidad.
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