21 años de Palomas

Este mes de junio el proyecto Palomas celebra 21 años desde que surgió como alternativa para escuchar, divulgar y promover respuestas con profundo sentido social para pequeños grupos que son tan comunes como la vida propia.

Desde sus inicios, como una iniciativa muy local, Palomas se interesó por esas inquietudes de parte de la sociedad que se encuentran al margen o que precisan de asistencia por una u otra circunstancia. Ahora es referencia para aquellos que necesitan expresarse y que buscan no solo acción sino desahogo porque en muchas oportunidades no se trata solo de incorporar sino de acompañar en una comunidad que cada vez está más ensimismada y que a veces olvida que todos son importantes o adolece de mecanismos de atención integral, por eso también Palomas favorece espacios de solidaridad.

De acuerdo con su directora general, Lizette Vila, con el tiempo Palomas fue capaz de crecer como una alianza entre las artes, y las ciencias, de modo que en la actualidad continúa su función como Casa Productora de Audiovisuales para el Activismo Social, y lo mismo aborda temas como la discriminación de género como la violencia familiar, las personas en situación de discapacidad, y el papel de cada integrante de la familia para la colectividad, ponderando a cada persona como fundamental.

La comunidad, hasta su entorno más básico, tiene mucho que agradecerle a Palomas porque durante estas dos décadas ha podido visibilizar desde la heterogeneidad las historias de hombres y mujeres que necesitan reconstitución, que han vivido durante mucho tiempo relegados por condiciones distintas que van desde su preferencia sexual hasta por padecer enfermedades raras, y por tanto necesitan apoyo y participación.

Palomas destaca por ofrecer una mirada práctica a esos asuntos que le interesan y que considera deben ser expuestos. Muestra las realidades sin adornos, por eso sus productos audiovisuales tienen tanta aceptación porque identifican y son capaces de provocar sentimientos, y esas emociones son la puerta de entrada al diálogo, a la reflexión y la acción. Sin embargo, la propia artífice del proyecto, Lizette Vila, refiere que el principal desafío es lograr la compresión total de lo que quieren expresar, únicamente desde el contexto cubano.

Se trata de una iniciativa generosa, pensada para y por las minorías, y no existe plan más genuino para conseguir una sociedad inclusiva, sana, apegada a los derechos humanos y a la convivencia. Su meta es poder aportar al desarrollo social, promover la inclusión, la equidad y la justicia, devolverle a cada quién el lugar que merece.