Vicente y la denuncia imperecedera
especiales
Vicente Feliú volvió al Memorial de la denuncia, sitio icónico habanero que guarda secretos publicados, y donde instituyó un espacio desde hacía tiempo para compartir con amigos y cantar, algo que hizo desde siempre.
Regresó en un audiovisual que preparó Iván Soca, realizador de talla extra, una especie de retrato hablado, casi testamento épico, en el cual el trovador deja claro de que lado está y evoca a los héroes, sus héroes, los que “salen al camino un día del fondo de un árbol, de cualquier esquina…”
El encuentro con Vicente Feliú Miranda se mantendrá los últimos jueves de cada mes, y este último contó historias de personas imprescindibles en la ciencia y la salud pública de Cuba, invisibles en muchas ocasiones porque sus vidas están por entero dedicadas a la investigación, en laboratorios iluminados por la vida y el ingenio.
Vicente era/es un hombre de verbo afilado, y denuncia perenne a la injusticia, a la chapucería, a las malas prácticas.
Vivió 74 años físicamente, pero hoy empuña la guitarra y en su canto renace, cuando narra de la estirpe de su apellido, guerrero, y se pierde en el tiempo con la pistola del abuelo, la que llevó Carlos Aponte al Morrillo, cuando los esbirros lo acribillaron junto a Antonio Guiteras, y vuelve a tierras africanas a cantar a los internacionalistas cubanos, porque la trova es también estar al lado de los que luchan por las causas justas.
A cada cita del último jueves, volverá Vicente con nuevas canciones, y su Aurora, y el canto será de todos, el 30 de junio fueron científicos, Rochy Ameneiro y Rodrigo y el piano; pero vendrán otros, tal vez obreros, los de las termoeléctricas, o de una fábrica, como aquella canción antológica, y siempre la denuncia a los que no dejan vivir en paz a la humanidad.
Salvar con uñas y dientes ese espacio, en el sitio que grita a viva voz la resistencia de los cubanos, es desafío para sus organizadores, para que los/nuestros héroes sigan brillando el camino.
…” Y un día sales de combate.
Y en lo más álgido del atardecer,
frente a todo el tormento que imaginas insalvable,
en el final de las fuerzas
los sientes estallarte dentro,
pelear por ti,
brillarte el camino que no encuentras
y cantar por tus victorias y tus alegrías.
Así son ellos, los héroes.
Nuestros héroes”.
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