Suman mil 148 los restos de niños en tumbas anónimas en Canadá
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Los restos de niños indígenas enterrados en tumbas anónimas en la Columbia Británica, en Canadá, ascienden hoy a mil 148, un número que conmociona a defensores de derechos de las comunidades originarias.
Todas las sepulturas tienen algo en común, resaltó este viernes el diario mexicano La Jornada. Están cercanas a lugares donde funcionaron internados para niños indígenas, gestionados por el gobierno y la Iglesia católica.
Se estima que más de 150 mil menores se internaron en esos colegios por la fuerza entre 1883 y 1996, tiempo en el que sufrieron abusos físicos, sexuales y enfermedades.
Aunque el primer ministro Justin Trudeau pidió disculpas públicas por las más de 700 tumbas sin marcar descubiertas en su país este verano, activistas y comunidades nativas de Canadá y el resto del mundo exigen más acciones del gobierno para encontrar la verdad y la justicia.
Es el caso del historiador Ian Mosby, quien urgió una investigación más a fondo sobre el rol de tres prominentes científicos canadienses en este genocidio.
Mosby descubrió que, entre 1942 y 1952, los nutricionistas Frederick Tisdall, Percy Moore y Lionel Bradley Pett se propusieron crear dietas específicas para las comunidades indígenas para hacerlos resistentes a ciertas enfermedades.
Los científicos tenían el precepto de que, si los indígenas eran más sanos, sería menor la transmisión de dolencias a los blancos, explicó Mosby en una investigación publicada en junio.
Usaron a más de mil 300 niños de la escuela Alberni como ratas de laboratorio. Durante dos años les suministraron una cantidad de leche tan pequeña como para que no tuvieran las calorías y nutrientes necesarios para su crecimiento.
Los privaron de vitaminas y minerales esenciales y atención dental, bajo el pretexto de que podría afectar los resultados del estudio, dijo el investigador, quien condenó la motivación racial de ese experimento.
Se cree que hasta cuatro mil niños murieron a causa de esos abusos mientras sus padres desconocían su paradero.
Trudeau y otros líderes internacionales presionaron a la iglesia católica para que se disculpe oficialmente por la participación en estos hechos, pero aún no hay respuesta.
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