Serie Nacional: el campeón seguirá siendo verde

Conocidos los finalistas de la 63 Serie Nacional de Béisbol una cosa es segura, el trono seguirá teñido de verde, como el color predominante en el uniforme de los dos enrolados en la disputa de la corona: Pinar del Río y Las Tunas.

Los actuales campeones sacaron a relucir su temible ofensiva contra Granma, el segundo mejor equipo de la Serie, y que solamente les pudo ganar un desafío en el cruce semifinalista, cuando fueron anfitriones.

Luego sufrieron una barrida en el Julio Antonio Mella tunero, donde los monarcas exhibieron probablemente el mejor estado de forma de la postemporada, pues arrancaron con inestabilidad.

Sin embargo, parece ya totalmente ajustada esa alineación que no por gusto lleva el apelativo, encabezados por los hermanos Alarcón, pero bien secundados por Denis Peña y Rafael Viñales, además de los otros hermanos que irrumpen de conjunto, los Baldoquín.

Se trata de un elenco ya acostumbrado a jugar bajo presión, y que ante otra tanda poderosa como la de Granma se apoyó en la mayor profundidad de su pitcheo, sobre todo de segunda línea.

Loa Alazanes se batieron todo el tiempo pero sus serpentineros no pudieron aguantar a unos toleteros inspirados que parecen decididos a retener la corona a batazo limpio.

En el Clásico de Occidente los pinareños también impusieron su ley en el histórico y totalmente repleto Capitán San Luis, al ganar allí tres de los cuatro desafíos ante Industriales, que logró empatar el cruce 2-2, pero ya no pudo sostener el empuje.

La increíble e inédita remontada ante Santiago de Cuba era imposible de repetir, y los Leones cedieron ante la novena que por lógica debió avanzar, ya que los Vegueros fueron el mejor equipo de punta a punta en todo el campeonato.

El trío terrorífico de William Saavedra, Alexei Ramírez y Yasser Julio González hizo de las suyas en el tope, pero como siempre la bujía del plantel fue el pimentoso Juan Carlos Arencibia, el hombre al que hay que sacar out obligatoriamente si se aspira a doblegarlos.

Los dirigidos por Alexander Urquiola sacaron del congelador el primer triunfo cuando estaban a un out de la derrota, y de ahí recordaron por qué fueron la única novena que alcanzó 50 victorias en la etapa regular e implantó récords para esta estructura de 75 juegos al conectar 87 cuadrangulares y ganar todas sus subseries particulares.

Los lanzadores de los Pativerdes estuvieron todo el tiempo a muy buen nivel, para aguantar a los de capital hasta que diera vuelta la alineación a su punto más fuerte, aunque el último día el héroe fue un inesperado Luis Pablo Acosta, tanto con el madero como con el guante, con un fildeo legendario que pudo evitar la celebración de un séptimo choque.

La final promete, y de momento solo sabemos que tendrá color de esperanza.