Rumbatimba de La Marina. ¿Dónde, si no?
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De hecho, uno de los temas del disco que está produciendo la joven agrupación rumbera de Matanzas, bajo el sello Bis Music, está dedicado a ese barrio donde nacieron ellos y la rumba. El barrio de los Muñequitos de Matanzas, sus padres (en la música y en la vida). Una condición que va de privilegio a reto, al decir de Diosdado Enier Ramos, Figurín, director fundador de Rumbatimba y quien se ha propuesto más que bailar en casa del trompo: innovar dentro de un género tan raigal como la rumba:
«No puedo decir que es fácil, aunque a la hora de expresarlo, no es difícil, pero bueno... tener una agrupación de gran valor al lado como son Los Muñequitos y entonces salirte un poco de ahí para hacer otras cosas..., hay que tener mucho cuidado, hay que saber lo que haces y tener mucha seguridad. Por otra parte, con Los Muñequitos es un respeto. Yo creo que mi papá me ha dado esa oportunidad, esa luz verde hacia la creación; me soltó un poco y yo eso lo agradezco, pero al mismo tiempo, yo fui caminando por el mundo con ese miedo, sin saber si lo estaba haciendo correctamente, como debía ser, y siempre mirando los patrones».
¿Olvidar y vivir?
Pues no, está bien para titular uno de los rumbones del nuevo disco, pero la filosofía de los muchachos de Rumbatimba ha sido otra desde que fundaron el grupo en 2002, porque claro, Luis Deyvis Oduardo Ramos tiene razón: «desprenderse de un árbol como Los Muñequitos es difícil.
«Primero tienes que saber muy bien qué es lo que quieres. Es una música tan fuerte, que tú dices: bueno, ¿qué punto de vista le pongo a la música?, ¿qué punto de vista le pongo a lo que quiero, para quitarme el traje de Los Muñequitos y hacer una rumba moderna? Ha sido un camino bien complicado. Hacer una música como la rumba es bien difícil, porque tiene mucho de conocimientos, pero también de lealtad y de sentimientos. La apuesta fue ponerle un timbal, para cambiarle los colores a la rumba. El enfoque es llegarle a la juventud, que la juventud se pegue más a sus raíces, que sepa qué cosa es la rumba, cómo se toca un yambú, pero en estos tiempos, y es lo que hemos tratado de hacer».
Pero el ajiaco que sirven, aunque sigue siendo rumba, tiene muchos más ingredientes. Para este disco, por ejemplo, cuentan con Julito Padrón en la trompeta; Rolando Luna en el piano; Samuel, un joven bajista, y los percusionistas Brenda Navarrete y Edgar Martínez.
Juguemos a la verdad
Después de saber algunos de los instrumentos que se grabaron para este fonograma, ya nadie tendrá dudas de por dónde le entra la timba al coco, pero Juguemos a la verdad, en la pista lo haremos en tiempo de rumba, pero ahora, buscando los orígenes de toda esta «locura», le toca jugar a Figurín:
«Parte de una experiencia en 2001, con el disco La rumba soy yo, donde había una canción que hizo Muñequitos con Changuito, y la combinación esa de Changuito con el timbal me encantó y dije: esto no puede suceder y quedarse solamente en un tema, yo pienso que debe existir una agrupación que pueda llevar ese tipo de movimiento con la rumba y que vean que la rumba puede lograr estar en otros escenarios, con otros músicos, con otras melodías, con otros temas…
«¿Cuál era la inquietud en aquel momento? Yo pienso que queríamos hacer algo distinto, no por tratar de hacer algo diferente a Los Muñequitos, porque ya éramos parte de Los Muñequitos, es que somos parte desde que nacemos; pero yo sentía que quería y podía hacer otras cosas, sentía otros ritmos con los cuales se podía combinar, y se podía hacer varias cosas también con la llamada rumba de cajón, el guaguancó, la columbia, y entonces, buscando esas sonoridades, marcó esa inquietud y dije: Rumbatimba, porque ya no solamente son los elementos oficiales de la rumba, que son las tumbadoras, el catá, la clave, el güiro, sino que quería sentir otra sonoridad de la percusión también, basada en el timbal, en el bongó, el platillo…»
Omele y El Gallo
Los Muñequitos están en ellos y viceversa. No es metáfora. Viven en sus casas. Figurín es el hijo de Diosdado Ramos, actual director de esa leyenda viva que surgió en 1952 como Guaguancó matancero. El resto de los integrantes de Rumbatimba son nietos, sobrinos, ahijados, vecinos (en La Marina, ser vecino es ser familia). Y muchos continúan formando parte de Los Muñequitos de Matanzas.
«Los Muñequitos es una joya que no se puede tocar, es decir, que entendemos esta parte de la juventud, pero sabemos que es importante mantener ese legado, ese respeto a nuestros ancestros, esa disciplina que nos enseñaron», afirma Figurín.
Con una ceiba los comparan y no se ubican a la sombra del gran árbol, sino como una rama que crece orgullosa del tronco, de la raíz que la sustenta. Por eso, no podían faltar en esta producción las versiones de temas antológicos de Los Muñequitos, ni un yambú tradicional, aunque se atrevan, al mismo tiempo, a mezclarse con todo, incluso con la música urbana.
Entre los invitados para este álbum, que llegará acompañado de un audiovisual y cuenta con la coproducción general de la prestigiosa musicóloga Cary Diez, están también Alexis Davis Zamora, «El Samurái»; Jordi, uno de los músicos de Maykel Blanco y su Salsa Mayor; Alcibiades Durruthy López y Ronald González, director de la agrupación Explosión rumbera y exintegrante de Rumbatimba.
Sin embargo, ni fusiones ni colaboraciones los alejan de las esencias: «sigue siendo rumba, sigue teniendo esa fuerza», defiende Figurín, y agrega: «yo creo que lo que me ayudó fueron esos principios y esos consejos que siempre mi familia me ha dado, en este caso, mi mamá y mi papá; la seguridad de andar en la vida, la seguridad de tener ese sentimiento que nos regaló la rumba, porque yo pienso que la rumba no es nada más que un sentimiento puro».
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