Por una sociedad más moderna y resiliente

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Por una sociedad más moderna y resiliente
Fecha de publicación: 
18 Octubre 2021
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La naturaleza y lo vivo somos todos, y entre todos dependemos entre sí. Entre el suelo, el aire, lo animado, lo aparentemente invisible y lo líquido existe una cadena infinita y un ciclo armonioso, pero tan bien balanceado, que un rasguño o ruptura implicaría más que un eslabón dañado. Es así que cuando ocurren ciertos fallos, terminan por estropearse todos los escalones como si fueran los de una escalera sin fin y con secuelas aun no completamente descritas.

Con la revolución industrial y después todo el desarrollo tecnológico, la vida humana se ha visto evolucionada y favorecida con la invención de aparatos y técnicas que es bien cierto que facilitan la vida, y por qué no también la vagancia y comodidad, como de igual forma alimentan esa provocación del mercado, sin embargo, de donde se ha extraído y sobre la cual se ha experimentado, la Tierra ha sido la más dañada con efectos profundos que ya empiezan a ser recíprocos.

El Día Mundial de la Protección de la Naturaleza se decidió efectuar cada 18 de octubre cuando el fundador del peronismo, el ex presidente argentino Juan Domingo Perón expusiera en Madrid en 1972 la necesidad de la conservación del medio ambiente a Kurt Waldheim, el entonces secretario general de las Naciones Unidas para la concientización y activismo mundial en función de políticas menos agresivas y más humanizadas hacia la madre naturaleza.

Perón pronunció: “Ha llegado la hora en que todos los pueblos y gobiernos del mundo cobren conciencia de la marcha suicida que la humanidad ha emprendido a través de la contaminación del medio ambiente y la biosfera, la dilapidación de los recursos naturales, el crecimiento sin freno de la población y la sobreestimación de la tecnología. Es necesario revertir de inmediato la dirección de esa marcha, a través de una acción mancomunada internacional”.

 

Por tantas fábricas y desechos tóxicos, más toneladas de basura por el suelo y el espacio, ya son hasta islas de basura creadas en el medio de mares y océanos, los ríos han perdido la pureza y cristalinidad de sus aguas, la deforestación por la acción humana en la destrucción de la superficie forestal además ha provocado la degradación de las tierras y la pérdida de la biodiversidad animal y vegetal, y la contaminación atmosférica ha coloreado el cielo de color gris.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) explicó recientemente cómo la contaminación del aire está incidiendo directamente en la salud del hombre. Apuntó este organismo internacional que ello ocasiona “7 millones de muertes prematuras y provoca la pérdida de otros tantos más millones de años de vida saludable. En los niños, esto podría suponer una reducción del crecimiento y la función pulmonares, infecciones respiratorias y agravamiento del asma”.

“En los adultos, la cardiopatía isquémica y los accidentes cerebrovasculares son las causas más comunes de muerte prematura atribuible a la contaminación del aire exterior, y también están apareciendo pruebas de otros efectos como diabetes y enfermedades neurodegenerativas. Esto sitúa la carga de morbilidad atribuible a la contaminación del aire en el mismo nivel que otros importantes riesgos para la salud a nivel mundial, como la dieta malsana y el tabaquismo”. 

También la OMS valoró que “la contaminación del aire es una de las mayores amenazas medioambientales para la salud humana, junto con el cambio climático. La mejora de la calidad del aire puede potenciar los esfuerzos de mitigación del cambio climático, mientras que la reducción de las emisiones mejorará a su vez la calidad del aire. Al esforzarse por alcanzar estos niveles de referencia, los países estarán protegiendo la salud y mitigando el cambio climático mundial”. 

Pero es que no solo cuenta la contaminación del aire y sus efectos. Son los miles de inventos ciento por ciento hechos de plásticos que tardarían demasiados años para degradarse y en su lapso de presencia no pararían de afectar. Son los tiburones y otras especies como también aves con desechos en sus estómagos, tortugas con sus vías nasales obstruidas por absorbentes, peces atorados en los fondos marinos con elementos impropios de su medio.

Es hora de que abunden más techos verdes en medio de las grandes ciudades, de que las bolsas de plásticos pasen a una nueva modalidad confeccionadas con tela para que puedan reutilizarse mejor, de que los productos para su comercialización no salgan cargados de tanto plástico y cartón, de que las fuentes de energía ecológicas sean más utilizadas y expandidas no solo a nivel de grandes empresas sino desde cada hogar como con el uso de paneles solares.

Son numerosas las ideas que puedan surgir para la protección hoy del medio ambiente que significaría también la del futuro, la de nuestros hijos y nietos. Estrategias sencillas, pero que van desde la humanidad, la solidaridad y racionalidad y que nos sacan de la comodidad del sofá y nos exigen más para no ser cuerpos inertes frente a las pantallas y tras posturas de influencers y comerciales huecos y banales, que apuestan por ese nocivo sobreconsumo superficial e innecesario.

Decisiones como crear uno mismo en el patio de la casa una composta orgánica que nos ayude a disminuir ese volumen excesivo de basura orgánica y lo podamos convertir en una tierra más fértil o abono para nuestras plantas o huertas caseras, como acumular y aprovechar el agua de lluvia para el riego y la limpieza de locales, como separar el agua ya usada del lavamanos para tras un tratamiento poder reutilizarla. Ayudar un poco nosotros mismos a esa resiliencia con la naturaleza.

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