Perfiles olímpicos: Los puños certeros de Andy Cruz

Cuando Andy Cruz (12 de agosto de 1995 exponente de 56 y 64 kg) comenzó a tener oportunidades para sustituir a Robeisy Ramírez (56) en la Serie Mundial del 2015, donde por cierto terminó con el casillero de derrotas inmaculado, nunca imaginó que se convertiría en el mejor púgil de la escuela cubana de boxeo libra por libra en la actualidad.

Ni siquiera pasaría por su mente eso al imponerse 3-0 el 24 de julio del propio año al dominicano Héctor García en la final de los juegos Panamericanos de Toronto, Canadá.

Eso sí, recuerdo que esa fue una de las primeras veces que lo vi deleitar con su particular baile victorioso sobre el ring.

Mucho ha llovido desde entonces, al punto de que el matancero Andy en este minuto es uno de los dos púgiles que regentea el ranking divisional de la AIBA con 1 900 puntos, en este caso en la categoría olímpica de 63 kg. El otro agraciado es el ruso Muslim Gadzhimagomedov (91).

Además, para redondear los vanguardistas antillanos, tenemos que completan la tríada Lázaro Álvarez (1 500-60kg), y Julio César La Cruz, en su anterior peso de los 81kg-1 350 unidades.

De vuelta al yumurino Cruz, cabe destacar que según el sitio especializado www.boxrec.com en 112 pleitos contabilizados desde el 8 de julio del 2011 acumula 104 sonrisas y únicamente ocho reveses. La última, por cierto, frente al rocoso francés Sofiane Oumiha el 20 de abril de 2019.

Radiografía temible...

Es Andy un boxeador que prácticamente no tiene brechas sobre el encerado. Combinaciones quirúrgicas, con un jab efectivo, desplazamientos que burlan a sus rivales y lo convierten en muy complicado a la hora de conectarle, y una maestría en el arte de la riposta, por demás su estilo de pelea predilecto.

En una conversación anterior, sobre su impecable nivel competitivo adquirido en apenas tres años, y los elementos que a su juicio tributaron más a ese sólido y vertiginoso crecimiento, Andy respondió:

“… La preparación, disciplina, entrega y el deseo de seguir creciendo. Ese espíritu ganador, la necesidad de mantener el éxito. En mi boxeo me acoplo según la pelea me lo exija. Corta, media o larga distancia. Mis extremidades y ser un 64 kg ligeramente más alto que los demás me dan ventaja en la media y larga distancia, pero mi estilo preferido es el de riposta. Es en el que más provecho le saco a mis contrarios.

Dicen que la repetición es la madre de la enseñanza. Cuando entrenas mucho un elemento, llega el momento en que se te da o sale solo. El jab constituye uno de mis principales recursos, aunque suelo combinarlo con opers y swines en busca de combinaciones efectivas”.

¿Ejercicios que priorizas durante las sesiones de entrenamiento y sparrings más provechosos en La Finca?

“El trabajo individual al final de cada sesión son cruciales. La carrera y la suiza están entre mis ejercicios favoritos, así como la soga. Trato de llevar a la par la movilidad y la fuerza de golpeo, pues es una división en que ya los golpes se comienzan a sentir.

Si enfrentas a los rivales y estos no se sienten tus golpes, es como si no estuvieras haciendo nada.

Considero que los sparrings con Julio César La Cruz, Lázaro Álvarez y Roniel Iglesias son bastante provechosos para mí. Cada uno tiene su estilo peculiar de pelea, los aprovecho y así contribuyen a que me convierta en un boxeador más completo. Siempre intento seguir al pie de la letra las indicaciones de los entrenadores y hasta ahora eso me ha rendido frutos.

Muchos creen que mi estilo es similar al de Julio y de alguna forma es cierto: me gusta esquivar, que no me golpeen cuando entro a conectar. En parte lo hago por mi madre, que es mi principal seguidora y a veces no ve mis combates difíciles porque no le gusta que me golpeen, y por la tensión que le causan…”

El Matador, como se le conoce en el Centro de Entrenamiento de Alto Rendimiento del boxeo, La Finca mira por encima del hombro en el escalafón de la AIBA al armenio Hovhannes Bachkov (1 350 rayas), y al estadounidense Keyshawn Davis (1 300), este último su víctima tanto en Lima como en el certamen universal.

De mantener su condición de intratable sobre el cuadrilátero pudiera consolidar una tradición longeva de la escuela cubana de boxeo en esa categoría ligero-welter, con una sensación sui géneris en Río de Janeiro 2016. Eso, montados en la cuerda de los presagios, pues aún el boxeo no define a sus clasificados, pues el preolímpico de esa disciplina fue precisamente uno de los certámenes detenidos por la pandemia de la Covid-19.

Sin embargo, hurgando en la memoria del pugilismo de la Mayor de las Antillas bajo los cinco aros, donde exhibe un saldo global de 37 cetros, 19 platas y 17 bronces, para escoltar a Estados Unidos (50-24-40), hallamos que esa estela la inició Enrique Regüeiferos con su plata en México 1968, primer metal conquistado por un boxeador de nuestro país en ese excelso entorno.

A continuación, un listado con todos los que han sido capaces de colgarse un metal en Juegos Olímpicos, aspiración que no deja de rondar la mente de Andy Cruz, máxime cuando es de forma inobjetable el mejor boxeador de los 63-64 kilogramos. Parafraseando la jerga popular y deportiva. Casi está solo en su peso. Eso sí, no deberá menospreciar ni descuidarse de ningún oponente en tierras del Sol Naciente:

1. Andrés Aldama: Montreal 1976-plata.
2. José Aguilar: Moscú 1980-bronce.
3. Héctor Vinent: Barcelona 1992-oro.
4. Héctor Vinent: Atlanta 1996-oro.
5. Diógenes Luna: Sydney 2000-bronce.
6. Yudel Johnson: Atenas 2004-plata.
7. Roniel Iglesias: Beijing-2008-bronce.
8. Roniel Iglesias: Londres 2012-oro.
9. Lorenzo Sotomayor: Río 2016-plata. Representando a Azerbaiyán, cubano de nacimiento y formación.