Pasar página

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Fecha de publicación: 
30 Diciembre 2023
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Imagen tomada de https://mundodehoy.com

Desde mi oficina-portal de mi casa en Buena Vista, Playa, donde soy la única espectadora pasiva de un entorno diverso y multitudinario porque vivimos todos muy cerca, casi pared con pared, me percato de un tema que me interesa desarrollar acerca de la convivencia y las fiestas que inundan cada mes de diciembre en todas partes.

Mi posición privilegiada y discreta me permite evaluar a mis vecinos como si fueran parte de una muestra representativa y heterogénea. En menos de nada, y sin darme cuenta, investigo el medio, y concluyo que independientemente del escenario esta es una época que para muchas personas significa celebración porque familias o grupos de amigos procuran organizar encuentros y festejar la unión, la vida, las metas alcanzadas.

No importa si es con recursos suficientes o con una mesa con lo poco que se pueda, casi siempre tratamos de pasar de un año a otro de la forma más digna posible, pero con alegría. Y así también sucede en gran parte del mundo, donde todo se paraliza y entre luces de navidad, música y tradiciones, recibimos un nuevo ciclo con la esperanza de que será mejor.

Sin embargo, quizás en algunos círculos íntimos se pueden encontrar relaciones tensas porque así son las conexiones humanas, variables, incluso cuando existe cariño sincero. Entonces, ¿qué podemos hacer para superar las discrepancias? Pasar página, pero hacerlo de verdad, sin dejar deudas porque eso solo hará que arrastremos molestias y que no sanemos esas heridas del pasado.

Pero, ¡qué difícil es! No existe ambiente más complejo que el de los familiares y las amistades. A veces somos testarudos y prestamos demasiada atención a nimiedades que luego, como el alud, arrasan con todo, se vuelven insoportables, una carga pesada, e, indudablemente un contexto así afectaría la energía de cualquier reunión, y no vale la pena echar a perder los festejos —o los afectos— por situaciones que debieron ser intrascendentes.

Si somos observadores de nuestro alrededor, y de nosotros mismos, no se trata de un asunto aislado sino bastante común. Las desavenencias son normales, por supuesto, pero lo lógico sería no quedarse así durante demasiado tiempo, sino buscar una solución porque parecer felices no es la idea, sino sentirnos liberados y queridos.

Claro, cada caso es distinto, pero seguramente las diferencias entre amigos y parientes pudiéramos resolverlas de manera simple con tan solo ceder, dar ese primer paso en favor de la salud de la relación porque la tozudez no nos llevará a ningún lugar cómodo.

Frecuentemente ocurre por tonterías, un criterio distinto de cualquier índole como la religión o la política que tanto exacerba ánimos; el deporte de temporada también genera discusiones acaloradas; y, además están los conflictos a lo interno de cada casa, a veces por contrastes generacionales, por cuestiones económicas, en fin, muchos pueden ser los motivos, incluso más insignificantes que estos en correspondencia con el valor de los lazos.

No vale la pena mantener los resentimientos, por eso recomendamos gestionar los desacuerdos porque desatar los nudos aportará a nuestra paz mental. Un aspecto importante para toda ocasión es el respeto y la tolerancia, saber cuándo evitar o abandonar una conversación que va subiendo de tono, por el bien de todos. Es completamente innecesario imponerse, la familia y los amigos están para disfrutar de la vida, para encontrar apoyo, y ya que establecimos alianzas —y otras nos tocan por la libreta— es mejor aceptar a los demás tal y como son; perdonar porque cualquiera se equivoca y el rencor enferma.

Después de este momento de reflexión que deberíamos intentar aplicar más allá de este momento festivo, desde CubaSí les deseamos feliz fin de año, y todo lo mejor para el próximo.

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