A Lazáro Martínez siempre le concedí mis papeletas para que se convirtiera en una estrella del triple salto cubano. Baste mencionar que el 1ro de febrero de 2014, con apenas 16 años, ya se había estirado hasta los 17.24 metros. Hablamos además de un chico portentoso y doble as mundial juvenil en ese propio 2014 (saltó 17.13 metros en Eugene); y dos años más tarde en Polonia (17.06).

Pero en ocasiones para un atleta alcanzar la gloria definitiva tarda más tiempo que el que sus piernas, carrera de impulso, coordinación de brazos y secuencia de saltos ambicionan. Reitero que su estructura siempre me impresionó. A su talla de 1.92 metros suma una carrera que, si bien no es del todo veloz, no desentona para un triplista de su estatura.

El brinco, ese componente hermoso en el que el guantanamero articula su tijera, le imprime toda la potencia requerida a la tabla, y despega en busca del horizonte y el firmamento. Hablamos de un primer momento de su estructura de saltos que supera en ocasiones los 6.80 metros. Cuando logra articularlo bien, engranar postura, péndulo, transición al paso y luego vuelo… entonces sucede lo que en Belgrado, una grata sorpresa dorada, el primer cetro del mundial bajo techo y de Cuba, y la gracia entre arena, golpes en el pecho y exhalación de triunfo fijados a la distancia de 17.64 metros.

Tardó Lázaro poco más de tres años en resurgir, luego de que en 2018 estampara su anterior tope personal en Camagüey a la distancia de 17.28 metros. Sus pinchos en la Arena de la capital serbia fueron tan constantes como su carta de presentación acreedora del título del circuito indoor anual. ¡Y de qué manera! A sus 17.64 en el salto inicial, clarinada de pantera deseosa de devorar presas, adicionó estirones de 17.04-17.32 y 17.62, lo que da fe de una consistencia que pocos presagiaron, y de paso lo hizo imponerse al titular olímpico, cubano-portugués Pedro Pablo Pichardo (17.46), y al curtido y siempre peligroso estadounidense Donald Scott (17.21).

El antillano además de los tres registros de este viernes, había estampado anteriormente 17.21 y 17.12, en la francesa Lievin y la española Madrid, por lo que tenía candidatura precompetencia, pues secundaba al también cubano nacionalizado español Jordan Díaz (17.27) en la campaña.

Ahora el guantanamero, rey del tanque en Serbia, se convierte en el tercer cubano ganador de esta modalidad en la historia de lides universales sobre pista cubierta, selecto club que además integran Yoel García (París 1997-17.30); y Ernesto Revé (Sopot 2014-17.33).
Por esas coincidencias del destino, y la contundencia de nuestra escuela cubana de triple salto, en las tres ocasiones un hijo de esta isla ha ocupado el segundo lugar en el podio. A razón de Aliécer Urrutia (17.27), y Pedro Pablo Pichardo (17.24 y 17.46), respectivamente.

A eso añadimos que Mártínez se convierte con su registro en el tercer cubano sobre pistas techadas de todos los tiempos, tras los 17.83 de Urrutia en el 1 de marzo de 1997 en la germana Sindelfingen; y los 17.69 de Yoandri Betanzos el 14 de marzo de 2010 en Doha, Catar.

Una pincelada notoria: tanto Martínez como Revé se iniciaron en la ruta del éxito y del triple salto en su natal Guantánamo bajo la égida de Manuel Guilarte.
El rendimiento de Cuba este martes en Belgrado la lleva a conseguir el metal número 20 en estas lides, además de 24 para triplistas nacidos y formados en la Mayor de las Antillas, si tomamos en cuenta las tres obtenidas por Yamilé Aldama con Gran Bretaña y Sudán; y la de Pichardo defendiendo los colores lusitanos.

Roxana on fire

Sí, Roxana Gómez puede decirse está onfire. Ha rebajado en cuatro oportunidades su mejor crono en los 400 metros de pista cubierta, y pese a culminar décima en Belgrado, podemos decir que se tutea con varias de las mejores exponentes a nivel global en su prueba, y que podemos esperar lo mejor de ella de cara a la campaña veraniega.

En esta ocasión volvió a superar en par de ocasiones sus topes precedentes: 52.25 segundos en preliminares para clasificarse por tiempo; y luego 52.28 segundos en semifinales para sellar su rendimiento. Hablamos que la cienfueguera corrió en su serie clasificatoria junto a la titular olímpica, la bahamesa Shaunae Miller-Uibo (51.74), la jamaicana Stephanie Ann McPherson (51.86), y la rocosa lituana Modesta Justé Moruskaité (52.11s),

Luego en semis ancló quinta en una serie en la cual sellaron su avance a la definición McPherson (51.26), la holandesa y líder de campaña Femke Bol (51.28), y la guyanesa Aliyah Abrams, con récord del área incluido de 51.57. Completan el sexteto de finalistas Miller-Uibo (51.38), la polaca Justyna Swiety-Ersetic (51.67) y la holandesa Lieke Klaver (51.81).

Hablamos de que la cienfueguera llegaba precedida de 54.37 y 52.60 segundos por ese orden, lo que ratifica su estado de gracia y su progresión en un circuito indoor al que prácticamente se enfrentaba por vez primera.

Massó, la misma piedra en la longitud

Continúan presentando los saltadores de longitud cubanos problemas a la hora de ajustar sus pasos finales de carrera de impulso y llegar a la tabla para despegar. Esta vez fue el santiaguero Maykel Massó quien no marcó registro válido en ninguno de sus tres primeros intentos, y no pudo continuar su cruzada en la final.

Cabe recordar que Massó, pese a erigirse con el bronce olímpico en Tokio, tuvo dificultades con ese momento de su estructura de saltos allí, regalando muchos centímetros en la tabla en más de una ocasión. Urge hacer los análisis pertinentes, pues este parámetro deficitario no es exclusivo del santiaguero.

Nuevamente el griego y as bajo los cinco aros, Mitiadis Tentoglu, no dejó margen a dudas, al volar hasta los 8.55 metros, salto que además lo consolidó como el mejor de la presente temporada, pues además ostenta entre la decena de mejores saltos otros de 8.25 y 8.22 metros. Ahora, detrás del helénico se ubicaron el siempre consistente sueco sueco Thobias Montler (8.38), y el no menos laureado estadounidense Marquis Dendy (8.27).

Lo sorprendente

Las finales de la jornada inicial depararon varias notas sumamente sorprendentes. La primera de ellas los 6.96 segundos en los 60 metros lisos de la suiza Mujinga Kambundji, que además de marca personal se erigen como el cuarto crono de todos los tiempos en dicha prueba. A Kambundji la secundaron las estadounidenses Mikiah Brisco (6.99) y Marybeth Sant-Price (7.04); en tanto la favorita precompetencia, la polaca Ewa Swoboda recaló cuarta con el mismo tiempo de 7.04 que compartieron otras dos finalistas, pero Sant-Price mereció el favor del fotofinish.

En la bala para damas, la portuguesa Auriol Dongmo (20.43) se adueñó del cetro, aventajando a la norteña Chase Ealey (20.21), quien fijó un nuevo tope para el área; en tanto el bronce correspondió a la holandesa Jessica Schilder (19.48).

Por su parte, la belga Noor Vidts comandó el heptatlón con marca líder del año de 4.929 puntos. Su registro dejó sin opciones a la polaca Adriana Sulek, pese a su récord nacional de 4.851 unidades, y la estadounidense Kendell Williams (4.680).

Por último, los 3.000 metros planos vieron vencer a la etíope Lemlem Hailu (8:41.82 minutos), victimaria de la estadounidense Elinor Purrier (8:42.04), y su coterránea Ejgayehu Taye (8:42.23).

Muchas notas interesantes deparó la primera fecha mundialista en la capital Serbia, incluidos tres de los seis cubanos en concurso atestiguando rendimientos de mayor o menor calibre. En un fin de semana sumamente deportivo, usted siga las incidencias con nosotros, pues CubaSí siempre le deparará alguna pincelada de interés.