Las protestas a favor de Palestina cierran un ciclo turbulento en la Universidad de Harvard
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Estudiantes de la Universidad de Harvard llevaron a cabo este 23 de mayo una protesta en plena ceremonia de graduación en la que gritaron consignas de "¡Palestina Libre!" y abandonaron el lugar del evento agitando banderas y pañuelos palestinos.
Los estudiantes inconformes reprocharon a la Harvard Corporation —la junta de gobierno de la universidad— no haber permitido que 13 estudiantes que participaron en el campamento en solidaridad con los palestinos de la Franja de Gaza que se instaló en el campus hace unos días se graduaran junto con el resto de sus compañeros, reportaron medios locales y los propios estudiantes en sus redes sociales.
La prestigiosa universidad culminó así un ciclo escolar turbulento marcado por el campamento en solidaridad con Palestina y las divisiones entre el estudiantado por la ofensiva militar de Israel en la Franja de Gaza y el ataque del grupo Hamás del pasado 7 de octubre.
La agitación en la universidad comenzó ese mismo 7 de octubre, cuando más de 30 organizaciones estudiantiles firmaron una carta abierta en la que se responsabilizaba a Israel de la violencia de los atentados de Hamás, en los que murieron más de 1.200 personas y unas 250 fueron secuestradas.
La reacción contra la carta y la lentitud de Harvard en denunciar los atentados como terrorismo provocaron enfrentamientos en el campus, según una reseña publicada por el diario The New York Times. Los estudiantes propalestinos fueron objeto de difamación y sus nombres y rostros circularon en camiones por el campus; en tanto, los estudiantes judíos fueron atacados con insultos antisemitas en las redes sociales; y los donantes ricos retiraron su dinero, recordó el diario neoyorquino.
En enero, la primera presidenta negra de Harvard, Claudine Gay, se vio obligada a dimitir, tras las crecientes acusaciones de plagio en su trabajo académico y su testimonio ante un comité del Congreso, en el que no denunció que los llamamientos al genocidio de los judíos violaban el código de conducta de Harvard.
Incluso el grupo de trabajo sobre antisemitismo suscitó polémica por la elección de su copresidente, Derek J. Penslar, profesor de historia judía de Harvard, que había afirmado que el grado de antisemitismo en el campus era exagerado.
La última controversia sobre la disciplina estudiantil comenzó el viernes pasado, después de que Harvard Out of Occupied Palestine, un grupo de protesta, dijera que no se permitiría graduarse a algunos estudiantes de último curso.
De acuerdo con The New York Times, el anuncio causó descontento, ya que los partidarios de los estudiantes dijeron que se les estaba castigando por protestar pacíficamente.
En la ceremonia de la noche del 22 de mayo, algunos estudiantes corearon "¡Déjenlos marchar, déjenlos marchar!", en referencia a permitir que esos 13 estudiantes recibieran sus diplomas junto a sus compañeros, según se aprecia en videos sobre el evento publicados en redes sociales.
"Este semestre, nuestra libertad de expresión y nuestras expresiones de solidaridad se han convertido en punibles", dijo la oradora estudiantil Shruthi Kumar entre vítores y aplausos.
"Estoy profundamente decepcionada por la intolerancia hacia la libertad de expresión y el derecho a la desobediencia civil en el campus", agregó.
Más de 1.500 estudiantes habían hecho peticiones, y casi 500 miembros del personal y del profesorado se habían manifestado a favor de que los estudiantes pudieran graduarse, respondió Kumar.
"Se trata de derechos civiles y de defender los principios democráticos", afirmó. "Los estudiantes han hablado. El profesorado ha hablado. ¿Harvard nos escucha?".
Los participantes en la acampada exigían un alto el fuego en Gaza y que Harvard retirara cualquier inversión en las empresas que apoyan la guerra en el enclave costero.
Maria Ressa, una laureada periodista y defensora de la libertad de prensa, dijo a los graduados que "uno no sabe quién es hasta que se pone a prueba, hasta que lucha por lo que cree. Porque eso define quién eres".
"Las protestas en los campus están poniendo a prueba a todo el mundo en Estados Unidos. Las protestas son saludables. No deberían ser violentas. No deberían ser silenciadas", dijo al diario.
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