La familia es un pilar
especiales

Imagen tomada de Internet
De los primeros conceptos que aprendemos en la vida es el de familia. Así es para la mayoría de las personas. Nacemos y tenemos constantemente la atención de madre, padre, abuelos, hermanos, tíos, primos y una larga parentela que se disputa en mimos por el nuevo miembro del clan.
Y entonces cada uno aporta en la educación porque está quien enseña a hablar, caminar, o rectifica las tareas de matemáticas; otros apoyan las trastadas o instruyen en técnicas de supervivencia callejera, aconsejan o escuchan, y así, queda repartida la función de cada quien.
Pronto entendemos que la familia es una especie de pandilla plural que acompaña en las buenas y en las malas, que celebra y perdona porque el lazo de la sangre es más poderoso que cualquier orgullo. Es una manada que protege a cada uno de sus integrantes con fiereza felina y, al mismo tiempo, intenta guiar por el buen camino, transmitir legado e historia acumulados por generaciones.
Luego en la escuela nos enseñan otros valores y significados, desde la filosofía, lo social, psicológico, incluso biológico. La primera célula de la sociedad, decían, más otras ideas con visiones diversas que nos hacen verlo como un todo, casi un sistema imperfecto en cuya base descansa la humanidad.
Y es cierto. ¿Qué somos sin familia? Es en ella donde se forja nuestra personalidad, autoestima e identidad; donde compartimos valores e ideas; se incentivan sentimientos; se guardan costumbres. Es espacio esencial para fomentar la toma de decisiones, desde donde descubrimos el mundo por primera vez, comenzamos a relacionarnos e interactuar con el entorno.

Fotografía de la autora
La familia es fundamental para nuestro desarrollo como individuos sociales. Una familia disfuncional dejará para siempre una marca indeleble y es muy probable que engendre personas infelices, deformadas o problemáticas; y que ese lastre sea muy difícil de eliminar de manera natural. Es por eso que resulta primordial establecer nexos sanos basados en afectos genuinos; educar conscientemente, con respeto, tolerancia, otros valores, y mucho amor. Con esa fórmula el camino será menos espinado.
Desde hace tres décadas, cada 15 de mayo celebramos el Día Internacional de las Familias, fecha proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas para recordar su importancia para nuestra especie. El valor de la unidad consanguínea juega un papel muy importante en la educación y la formación de las personas, así como para lograr estabilidad emocional, encontrar motivaciones, y tanto más.












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