Juan Campos Cárdenas, con rumba en venas
especiales

Sentado en la acera frente a la casa de su hija, esperaba él a esta periodista que llegó aproximadamente a las 10 de la mañana, en busca de una entrevista especial, pues de Juan Campos Cárdenas, siempre hay algo nuevo que contar.
Arreglado como si fuera a salir, llevaba pullover amarillo, pantalón de mezclilla y una sonrisa en el rostro que dejaba ver sus ganas de rumbear, una vez más, entre preguntas y respuestas, pues pudiera pasarse la vida hablando de la rumba.

Nacido el 19 de febrero de 1938 en La Habana, específicamente en el solar “El África” del barrio Cayo Hueso, “Chan” como muchos lo conocen es cantante y uno de los fundadores del acreditado grupo Yoruba Andabo.
En entrevista exclusiva para la Agencia Cubana de Noticias confesó que su madre le puso este sobrenombre porque le gustaba un programa de radio popular de esa época: Chan Li Po.
De los seis hermanos de su familia, tres se dedicaron a estos afanes, pero él asegura que desde el vientre de su mamá, ya tenía unas claves en sus manos y le corría rumba por las venas.
“Mi progenitora pertenecía a un coro folklórico, y desde pequeño me vi envuelto en todo eso, pero realmente me inicié en el grupo.
“Fui percusionista en la Estrella de Pueblo Nuevo, hasta que, después de dejarlo, hice yo mismo la Estrellita de Pueblo Nuevo con gente del solar, hermanos míos y vecinos conocidos; ahí empezó mi vida musical en la rumba”.
Aunque trabajó un tiempo en Radio Marianao, hizo énfasis en su labor como estibador en los muelles del puerto habanero, pues desde joven tuvo que hacerlo para poder sostenerse, y fue precisamente ahí donde llegó a integrar el Grupo Marítimo Portuario y fundó Yoruba Andabo en 1961, el lugar de nacimiento de legendarios rumberos; ello dio origen al Guaguancó Marítimo Portuario.
Es en 1985 que este conjunto inicia una carrera profesional con el nombre de Yoruba Andabo.
“En aquel tiempo casi todos los del grupo trabajábamos en el puerto, el que no era bracero, era estibador y sino manejaba la grúa, pero de ahí salieron todos los integrantes y participamos en festivales de artistas aficionados obteniendo primer premio.
“Así fuimos creciendo hasta que la Pequeña Aché, Merceditas Valdés, sacerdotisa de la música afro en Cuba, se enamoró de nosotros y nos llevó a recorrer el mundo, empezando por Bogotá, Colombia. Luego hicimos una grabación con ella en Canadá, que se llamaba El Espíritu de la Rumba y viajamos a Estados Unidos, Venezuela, México, España, Francia, Italia y así hasta que me jubilé”.
Agrupaciones como Papín y sus Rumberos, y el grupo Patakín, forman parte de su trayectoria artística donde cabe resaltar, además, las discografías Cajones Bullangueros (Yoruba Andabo, inédito), El Callejón de los Rumberos (Yoruba Andabo), En el Solar la Cueva del Humo (Pancho Quinto), Del Yoruba al Son (Yoruba Andabo), Antología de la Música Afrocubana vol. X (Abakuá, Egrem CD 0744); así como las filmografías Yoruba Andabo en Casa, Lo Mejor de Yoruba Andabo y Rumba en La Habana con Yoruba Andabo.
Con Timbalaye en el corazón y la rumba en las venas
Chan no recuerda exactamente cuándo empezó con Timbalaye, promotor internacional de la cultura cubana, pero agradece infinitamente la acogida de Ulises Mora, presidente de este festival, que cada mes de agosto con su ruta de la rumba llega a los barrios cubanos.
“Ulises es una persona que ha pensado en todo y enseguida vino por mí, me ha tenido en cuenta y me ha dado la posibilidad de compartir mis conocimientos. He ido con ellos de gira a Italia, España, México y esto me recordó viejos tiempos, ya que uno después que llega a cierta edad se aleja un poco de las vivencias, pero gracias a Timbalaye la rumba se mantiene viva”.
A sus 87 años, Chan se siente estimulado por el reconocimiento a su trayectoria musical, pues Timbalaye le ha permitido regresar en el tiempo y recordar cuando cantaba, bailaba y tocaba con pasión.
“Este colectivo aún me sigue reconociendo por mi trayectoria artística y ello me hace sentir vivo, pues Ulises me sigue sorprendiendo con algún reconocimiento y premio; sin embargo, creo que lo más importante es el cariño que me ha brindado y como me han integrado al proyecto”.
Actualmente, Chan disfruta compartir sus vivencias con todo aquel que se le acerque para conocerla, y como recordar constituye volver a vivir, él prefiere sentarse en la sala de la casa e imaginar sus mejores momentos y sentir como la rumba corre por sus venas.
“La rumba es lo más grande que he conocido como música, es un género que te hace vibrar y es imposible quedarse quieto con él.
Mi relación con la rumba resulta permanente, a veces me vienen a buscar para alguna actividad o se me acercan alumnos interesados para que les dé clases y eso me hace feliz. Contar mi












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