JOVEN Y ARTISTA: Yari Delgado atrapada por la visualidad

Primero me enamoré de su bandera (la mía, en la cual resplandece una estrella), y luego, me sorprendí ganando en una suerte de juego con «sus muñecas», para descubrir a la Gitana tropical por aquí, a La niña de las cañas por allá...

Como una arañita laboriosa y hábil, Yari Delgado ha ido entretejiendo su obra de la ilustración a la pintura, de allí al diseño, una puntada hasta la fotografía, otra a la instalación y al video. Con una mezcla infalible de talento y ganas, la telaraña crece ante cada nuevo descubrimiento, se embellece con cada vivencia, y el estudio permanente la hace cada vez más sólida. Con esta joven creadora conversamos.

—Yari, eres graduada de Informática. ¿Cómo te llegó el arte o cómo llegaste a él?

—Mi madrina es artista, desde que yo era  pequeña ella vivía conmigo y tenía un cuarto taller que me encantaba ,con su caballete , sus óleos , pinceles, paletas, repisas, herramientas, todo muy organizado, y su papá, Abuelo Felo, me hizo un caballete pequeño de madera e hice mis primeros lienzos un poco más grandes del tamaño de una hoja, aún los conservo.

«Recuerdo que hojeaba los libros de arte de Nina ( mi madrina), uno de ellos era de Goya y me asustó mucho cuando vi en sus páginas la pintura Saturno devorando a su hijo, desde ese momento tenía mucho miedo solo de mirar el lomo del libro, hoy en día lo tengo justo en la mesa de noche, al lado de mi cama, y es uno de los más consultados por mí».  

—¿Y la informática te ha sido útil?

—El plan con la informática era seguir una carrera de números quizás, ni lo tenía claro entonces, pero en informática descubrí que me gustaba mucho el diseño, las clases de TGI (tratamiento gráfico informacional) eran de mis preferidas al igual que Página web, y yo dominaba desde los 11 la Suite de Adobe bastante bien gracias a mi hermana, en especial Photoshop. Así que una vez terminada Informática, hice las pruebas del ISDI. No aprobé la primera prueba de dibujo; sin embargo, ya tenía más clara mi vocación.

—De hecho, hay mucho diseño también en tu obra...

—Pues sí, yo empecé a estudiar por mi cuenta, hice algunos catálogos y varios trabajos de diseño editorial antes de llegar a la ilustración infantil, ya tengo alrededor de 59 libros infantiles ilustrados. Creo que me gusta el diseño porque tiene reglas y eso te impone retos y eso me llama mucho la atención, ver hasta dónde puedo explotar mi potencial. Algo parecido me sucede cuando hago apropiaciones de obras como la Gitana, por ejemplo. Ahora mismo lo estoy haciendo con una serigrafía de Servando Cabrera y estoy fascinada trabajando a ver lo que va a resultar.

—Te mueves en una gama bastante amplia de técnicas dentro del mundo de la visualidad. ¿Cuál te apasiona más? ¿En cuál te sientes más cómoda?

—Yo las disfruto todas, desde el proyecto para ilustrar un personaje, empezar a pintar una de mis muñecas y esperar la sorpresa de cómo quedará, hasta el click en la cámara que más tarde terminará siendo revelado digitalmente e intervenido. Son procesos que disfruto mucho y no sabría decir exactamente en cuál me siento más a gusto porque todos son parte de mí. 

—En la pintura haces apropiaciones o recreaciones de obras conocidas del arte cubano y universal. ¿Qué te motiva y qué te propones transformar a la hora de abordarlas?

—Desde el 2012 vengo haciendo esta serie que le llamo mis niñas, es una fusión de los personajes de Fabelo para el Libro Las aventuras de Pinocho y unos Cabezones que hacía Sandor González en los noventa. Así nacieron mis muñecas, estas apropiaciones las empecé en el 2020, y es mi tributo, homenaje, a todos esos grandes de la cultura cubana y universal que, de alguna manera, influyeron en mi trayectoria. 

—¿Proyectos?

—Ahora mismo estoy estudiando, preparándome para hacer performance y estoy trabajando a la misma vez una serie fotográfica, que también tendrá video arte e instalaciones. Se llama Unicornio y trata sobre el aborto, quisiera presentarla el año que viene. El vídeo me está llamando mucho la atención ahora mismo...