Francisco pide no ceder ante el chantaje de la guerra

El Papa Francisco pidió este viernes no ceder al "chantaje" del fragor de la guerra que crece en Europa y en el mundo, y, en cambio, seguir soñando con la paz y "sembrando semillas de fraternidad".
   
"En los últimos meses, el fragor de la guerra ha ido creciendo en Europa y en el mundo", expresó el Pontífice al recibir en audiencia, en el Palacio Apostólico Vaticano, a los participantes en el "Concurso de Navidad" promovido por la Fundación Pontificia Gravissimum Educationis.
   
"¡No cedamos a este chantaje! ¡No caigamos en esta trampa! Sigamos soñando con la paz y trabajando por la paz, sembrando semillas de fraternidad y amistad social", dijo el Papa. "La mano extendida, siempre la mano extendida".
   
Por otro lado, en un mensaje al director general de la FAO, Qu Dongyu, con motivo del Día Mundial de la Alimentación, Francisco expresó que la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura nació para "responder a las necesidades de muchas personas abrumadas por la pobreza y el hambre en el contexto de la Segunda Guerra Mundial".
   
"Lamentablemente, también hoy vivimos en un contexto bélico, que podríamos llamar 'Tercera Guerra Mundial'. El mundo está en guerra, y esto nos debe hacer reflexionar", dio el Papa en un mensaje al director general de la FAO, Qu Dongyu, con motivo del Día Mundial de la Alimentación.
   
"El lema de la Jornada de este año es 'No dejar a nadie atrás. Mejor producción, mejor alimentación, mejor medio ambiente y mejor vida para todos'", continuó Francisco.
   
Subrayó que "lamentablemente no será posible ante las numerosas crisis que afectan a la humanidad si no trabajamos y caminamos juntos, sin que nadie se quede atrás".
   
"Para ello es necesario, sobre todo, que veamos a los demás como hermanos y hermanas, como miembros de nuestra propia familia humana, y cuyos sufrimientos y necesidades nos afecten a todos", dijo.
   
El Papa subrayó además la importancia de la unidad entre los cristianos: "Estamos llamados a encontrarnos y permanecer unidos, a volvernos hacia los demás, a dejarnos interpelar por las preguntas de nuestros hermanos, a ayudarnos y enriquecernos en la diversidad de carismas, vocaciones y ministerios".
   
"Fortalecidos por nuestra diversidad cultural, por las diferencias en el enfoque de la fe, nos convertimos en expertos en el arte del encuentro", dijo, en cambio, en una audiencia a las comunidades católicas francófonas del mundo.
   
El Pontífice renovó el llamado a ser una Iglesia "que no tiene miedo de ir al extraño, al hermano que nos espera para llevarle la Buena Noticia del amor misericordioso de Dios por cada hombre".
   
"Vuestra experiencia y vuestros encuentros enriquecerán el movimiento sinodal de toda la Iglesia", concluyó.