Féminas, es hora de luchar por ellas y sacarlas de las sombras

Féminas, es hora de luchar por ellas y sacarlas de las sombras
Fecha de publicación: 
25 Noviembre 2021
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Violencia sexual, física o psicológica, cualesquiera de estas, aun viviendo en el siglo XXI, las féminas sufren hoy día en su espacio laboral, en algún otro de ocio e incluso bajo su propio techo. Una opresión capaz de mutilar expresiones, tragar emociones como si fuera el bocado diario de cada comida.

Este 25 de noviembre el mundo entero celebra el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, se trata de ingeniar y poner en práctica iniciativas y proyectos de apoyo para que miles de voces logren tocar una valentía capaz de dejar atrás estereotipos, complejos, miedos y tristezas.

No son pocas las historias que a través de documentales y películas narran el dolor que niñas, adolescentes y mujeres adultas guardan dentro de sus corazones, son tantas como impresionantes, y muchas veces, por eso mismo del miedo y la cultura machista que impera en nuestra sociedad, terminan por arrojar corazones sensibles y rotos.

La Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) desde el año 2000 ha motivado a que gobiernos, instituciones internacionales y ONG´s tomen mayor partido en este fenómeno, haciendo mayor presión y fomentando más acciones para que la población gane en conciencia pública y se elimine lo mayor que se pueda la violencia de género.

La violencia contra la mujer puede verse desde distintos puntos. Un artículo de Granma nos lo define como, “conjunto de actitudes, acciones, expresiones, discursos y dispositivos de todo tipo que tienen como objetivo controlar, humillar, degradar u ocasionar sufrimiento o daño físico, moral, económico, sexual o sicológico a una mujer solo por su condición”.

También es algo producto “de las relaciones de dominación-sumisión y quienes participan del proceso ocupan los roles de victimario o víctima. La intención, expresa o subyacente, en este tipo de violencia es controlar a la mujer, desposeerla de dignidad, autoestima, autonomía y voz; así, ella es modelada como una extensión del hombre”.

Las mujeres en este punto, pasan a tener una función de maniquí, superficial, fría, puesto que “todo su valor radica en la unión de la belleza y utilidad, su «respeto» de las normas que le son señaladas, su obediencia y su disposición a cumplir tareas básicas: orden hogareño, acompañamiento, placer y reproducción”.

Así mismo, explican que estas manifestaciones de intimidación “pueden ser continuas que discontinuas, refinadas o burdas, sutiles o evidentes, cargadas de ira y aplicación de fuerza física (empujones, golpizas) que sicológicas y expresadas a través del silencio, el desinterés o la desvalorización de aquello que la mujer piensa o siente”.

Mujeres de todos los colores, de todas las formas, gordas flacas, rubias o trigueñas, profesionales o amas de casa, todas tienen derecho a vivir una vida plena, sin agresiones, ofensas, burlas, tienen derecho a ser tratadas por igual en el trabajo o en el mercado, tienen derecho a ser felices y no vivir bajo la sombra del miedo.

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