Pequeñas Ligas: Enseñanzas

Fue descorazonadora la manera en que se despidió el equipo Cuba de la Serie Mundial de Pequeñas Ligas de béisbol, pero así es este deporte, donde hasta el último out puede pasar de todo.

Las dos derrotas que decretaron el regreso a casa del seleccionado de Villa Clara llegaron luego de que los nuestros estuvieron delante hasta las postrimerías y recibieron cuadrangulares.

El más dramático fue el encuentro ante México, pues China Taipéi es considerado de los grandes favoritos al título del torneo. A falta de apenas un out y con tres carreras de ventaja, los chicos recibieron un batazo de vuelta completa que emparejó el marcador, y seguidamente llegó otro vuelacercas que los dejó al campo, ya sin opciones de reaccionar.

Demasiado inocentes en los lanzamientos (responsabilidad en mayor medida para el cuerpo técnico), fueron víctimas de los estacazos en momentos clave, y lo resalto porque en el equipo rival se le veía con bastante frecuencia al catcher marcar afuera, para no regalar nada.

Por supuesto duele ver las lágrimas al cierre del choque, muestra de la vergüenza deportiva, pero me quedo con la alegría que se vio en todo momento en el banco, con todos animando a todos, como muchas veces se extraña en el Cuba grande.

La mayoría de los padres de estos chicos no estaban en las gradas del Estadio de los Voluntarios de Williamsport, Pensilvania, pero para ellos tiene que ir también el reconocimiento, porque sabemos cuánto esfuerzo de ellos hay en cada batazo o lanzamiento de sus vástagos, en una categoría que sufre con mucha dureza la crisis económica del país.

Recordemos que los Bombarderos de Santa Clara ganaron el pasaje el pasado 2 de marzo ante Sancti Spíritus, para convertirse en uno de los 10 equipos internacionales del certamen: Asia-Pacífico (China Taipéi), Australia, Canadá, Caribe (Aruba), Europa-África (República Checa), Japón, Latinoamérica (Venezuela), México y Puerto Rico, que compiten con otros 10 estadounidenses.

Las experiencias de los discípulos de Everaldo Pedroso van mucho más allá de bolas y strikes, pues entre otras cosas duermen dos equipos por dormitorio, uno estadounidense y uno visitante, por lo que se fomenta la camaradería, además de que como se conoce, se entrega el mismo equipamiento a todos para que compitan en igualdad de condiciones.

Comparando con la actuación de los bayameses el pasado año no sabría escoger cuál fue mejor, pues los orientales cayeron más estrechamente (2x3 frente a Panamá, y 0x1 ante el poderoso Japón), y ganaron por nocaut de 11x1 a Australia, pero no estuvieron tan cerca de esa segundo sonrisa como los villaclareños, que vencieron a los checos en su primer encuentro.

Para la siguiente versión el trabajo será más arduo, pues ya Cuba consumió sus dos oportunidades de clasificación directa al emblemático certamen que se celebra ininterrumpidamente en Williamsport desde 1947. 

Tras ampliarse el formato de 16 a 20 equipos en 2022, entraron Puerto Rico, Panamá y Cuba, pero en una rotación en la que cada zona recibe un pasaje automático en dos de cada tres años, y al tercero, como le ocurrirá a los nuestros en 2025, compiten en su región, así que a prepararse con más ahínco, y con la frente en alto, que esto es solo el comienzo de un largo camino.